Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

martes, 29 de noviembre de 2016

Clientelismo y metedura de pata de Pablo Iglesias

Unamuno decía que un político español era una persona que concedía destinos y un ciudadano español era una persona que los buscaba. Su descripción resultaba plenamente acertada al respecto de lo que era la vida pública de la época. Formas caciquiles o de clientelismo han existido siempre, existen ahora y seguirán existiendo. Lo peculiar del caso es que los abusos se han convertido en regla habitual y permanente.

Válgame el introito para referirme a la cantidad de enchufados por Rita Barberá que hay en el Ayuntamiento de Valencia, según he leído hoy. Forman parte de los elegidos a dedo la hermana, amigos, hijos de los amigos, parientes de sus concejales, amigas o bien el vecino del quinto que la saludaba siempre con entusiasmo y delicadeza sin par.

Pues bien, el hecho no ha despertado en mí ni un atisbo de asombro. Por ser algo más que esperado por parte de una señora que permaneció la friolera de veinticuatro años en el cargo. Sin embargo, a mí se me viene a la memoria lo que se decía de don Manuel Azaña -principal dirigente de Izquierda Republicana, un partido de escasa relevancia-: su proceder contra el clientelismo le privó de ganarse la confianza de muchas personas.

No olvidemos que los partidos políticos se nutren de militantes capaces de tener la fe del carbonero y sin exigir nada a cambio. Pero también los hay que deciden afiliarse con las ideas muy claras: tratar de sacarle rédito al abrazo de unas siglas que les importa un comino. ¿Se acuerdan del GIL? Pues eso... Y a otra cosa, mariposa.

Pablo Iglesias sigue con su pose de revolucionario y sus meteduras de pata hasta el corvejón. Así que raro es el día en el cual no sea noticia. Y es que el sesudo dirigente principal de Podemos ve un micrófono y se le hace la boca agua. En esta ocasión, ha suscitado la polémica por su visión de la mujer en la política. Diciendo que la femenización de la política no se haga con unas mujeres ocupando cargos de representación. Y le han llovido las críticas y los denuestos.

Con lo fácil que le hubiera sido a Pablo Iglesias, por su formación universitaria, expresarse, más o menos así: La política es un juego. Ahora bien, los hombres aman el juego y saben jugar mejor que las mujeres. Por consiguiente -habría dicho Felipe González-, los hombres hacen más política que las féminas. Aunque a medida que las mujeres se han ido liberando han aprendido a jugar. Y el resultado ha sido evidente: ya no sorprende tanto que haya ministras o presidentas de Gobierno. Lo cual es algo tan lógico como necesario.






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