Yo he visto jugar al Leganés desde que empezó la Liga Santander. Y tengo asumido que su fútbol es mucho más peligroso fuera que en Butarque: su domicilio. Y, naturalmente, era consciente de que en el Benabéu daría muestras constantes de por qué ha sumado más puntos lejos de su feudo. Por tal motivo es el segundo equipo que ha puntuado más como visitante, después de Madrid y Barcelona. Lo cual no es moco de pavo.
Los equipos del norte, o entrenados por hombres nacidos en esa parte de España, suelen ser combativos, batalladores, tesoneros y disciplinados. En el caso que nos ocupa, además, se da la circunstancia de que Asier Garitano, su entrenador, es el hacedor de lo que podría catalogarse de milagro: subir al Lega desde la Segunda División B hasta la máxima categoría. Con lo cual su palabra en ese vestuario no puede ser sino palabra de rey.
Así, no me resultaba extraño que el Leganés decidiera luchar frente al todopoderoso Madrid con orden pero sin arredarse ante sus figuras. Y replegándose a tiempo. Debido a que todo el fútbol local se basaba en la funesta manía de que fuera Isco quien acaparara las acciones ofensivas de un conjunto que pedía a gritos explotar la velocidad de sus tres delanteros. Isco hace lo que sabe y puede. Mas lo que sabe y puede es insuficiente para que Morata, Cristiano y Bale puedan rendir con balones al espacio libre.
De hecho, un pase de Isco, lo único destacado que hizo mientras estuvo en el césped, propició el primer gol de Bale. Gracías, todo hay que decirlo, a una serie de rebotes que le ayudaron a marcar en un partido al cual no acababa de tomarle la medida el Madrid. Hecho que ocurría en el minuto treinta y siete de juego. También fue Bale el autor del segundo en el minuto cuarenta y cinco.
Ni que decir tiene que el jugador galés sigue tapando bocas. Sobre todo las de aquellos que decían que Bale padecía una lesión que le impediría llegar a ser quien es actualmente. Me imagino que todos esos opinantes habrán pasado ya por la visita del mejor oftalmólogo de los madriles. De lo contrario, seguiremos diciendo que Santa Lucía les conserve la vista.
Nacho. Sí,dado que en conjunto el Madrid no dio la talla que se espera siempre del equipo entrenado por Zidane, no tengo el menor inconveniente en emitir mi parecer sobre algunos jugadores. El defensa, crecido en la cantera madridista, es el mejor ejemplo de un profesional que sabe explotar sus virtudes y evitar que sus defectos se hagan ostensibles. Sobrio, veloz, contundente a la hora de defender y sabiendo en todo momento que su sentido de la anticipación es inmejorable, Nacho juega con un sosiego impensable en alguien que no actua con la asiduidad necesaria..
Kovacic. Se ha ganado el derecho a ser reconocido como ese gran futbolista que es y que muchos le siguen negando. Debido a las bajas de Modric y Casemiro está jugando más que nunca. Y ha demostrado, junto a Kroos, que ha sido capaz de trabajar en la parcela central del campo sin apenas ayuda de sus delanteros. Su espíritu de sacrificio, acompañado de la calidad que atesora, le ha permitido hacerse notar en el momento en que su equipo más lo necesitaba.
Morata. Se batió con valor ante Mantovani, defensa de mucho oficio, que aprovechó la complacencia de Mateo Lahoz -árbitro- para castigar duramente al delantero madridista. Por otra parte, Morata volvió a ser reo de la ansiedad que le causa no marcar el gol que persigue desde que el balón se pone en juego. Tanto que logró en el minuto setenta y uno. El cual debe valerle para que no llegue a creerse que su aportación al equipo es mucho mejor cuando sale del banquillo para sustituir a un compañero. Ladeado a una banda, a Morata le perjudica que no le jueguen al espacio libre.
Isco. Insisto: hace lo que sabe y lo que puede. Lo cual no es suficiente para jugar en el Madrid. Resulta improcedente que su mediocre labor durante tantos minutos pueda ser velada porque un pase suyo a Bale le permitió a éste macar un gol a trompicones y aliado con una acción desafortunada del portero. Lentitud, dilación en el juego y excesos de pasecitos horizontales en zona de nadie, forman parte principal del repertorio de un futbolista que goza de un trato inmejorable por parte de la prensa. Todo lo contrario a lo que exige el guión de un Madrid con tres delanteros veloces y en todo momento esperando el balón a los espacios libres. El juego que practica Isco es de una redundancia soporífera.
Reapareció Modrid, sustiuyendo a Kovacic y el Bernabeú lo recició con vítores y aplausos. Isco le dejó su sitio a James y Morata a Lucas Vázquez. Jugador que está siendo desaprovechado. Con él se equilibra el equipo en el medio campo y se logran regates efectivos y centros precisos. Además de tener gol. Lo que no tiene es un agente que convenza a los medios de que tiene que jugar.
Frase: Cristiano sigue estando en las Batuecas.
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