Yo he admirado tanto a Zidane como jugador que me niego a pensar que sea un bluf como entrenador. Pero tampoco es menos cierto que cada vez son mayores las dudas que tengo sobre sus conocimientos a la hora de distribuir a los jugadores en el campo. Porque no creo que sus errores sean motivados por un desprecio absoluto a los rivales. Por ser él un tipo tan experimentado en el mundo de fútbol como para saber que jugar andando, sin orden ni concierto, es sinónimo de derrota.
El Madrid ha vuelto a jugar mal, rematadamente mal, porque su entrenador sigue despreciando el dominio del medio campo. Zona vital de la cual es imposible adueñarse con dos jugadores y otro por delante de ellos jugando a su aire. Kroos y Kovacic han terminado el partido frente al Athletic extenuados y pidiendo a voz en cuello ayudas de sus compañeros para equilibrar, al menos, la superioridad númerica de los vascos en la franja de terreno donde se cuecen las victorias.
Kroos y Kovacic se fajaban con Rico y San José, Raúl García y Eraso e incluso se veían obligados a atender las subidas por su banda de un Lekue que se aprovechaba de los desaciertos defensivos de Marcelo. Otra vez me veo obligado a redoblar el tambor: Marcelo es un coladero e Isco juega en una posición donde el Madrid no lo necesita. Máxime cuando actúa ademas con tres delanteros: Benzema, Bale y Cristiano. Cuyos sacrificios defensivos brillan por su ausencia.
Marcó pronto el Madrid, tras resbalarse Saborit y dejar el balón a los pies de Isco y el servicio de éste lo conviritó Benzema en gol. Iban cuatro minutos de partido y el Athletic no se descompuso. A pesar de que llegó al Bernabéu con muchas bajas. Y fue así porque Rico y Raúl García, San Jose y Eraso se fueron adueñando del centro del campo mientras Lekue distraía con sus acciones ofensivas por el lado de Marcelo y arrastraba a Kroos a esa zona, dejando huérfano de ayuda a Kovacic y al Madrid sin dirección.
Cuando Sabin Merino marcó el gol de los suyos, merecido, el Madrid era ya un desastre. Un equipo roto e incapaz de superar al conjunto dirigido muy bien por Valverde. Los locales naufragaban en todos los sentidos. Y las distancias entre sus líneas aumentaban cada vez más. El lenguaje verbal de Cristiano era para echarse a reír. Parecía el vivo retrato de ese niño cabreado y berreando porque no halla el juguete que busca con ansia.
Llegaron los cambios. Lucas Vázquez -¿cuándo será titular?- sustituyó a Isco y Morata a Benzema. Pero ya eran momentos donde se jugaba contrarreloj y los nervios florecían. Obtuvo Morata el tanto de la victoria a trancas y barrancas. Así como la mala suerte se alió con los vascos: debido a que Williams falló lamentablemente en tres ocasiones en las que el gol estaba cantado.
Zidane debe hacer un equipo capaz de dominar la zona ancha. Y para gobernar esa franja esencial del campo es imposible hacerlo con dos volantes e Isco jugando a su capricho. Por ser lo que le conviene a sus condiciones como futbolista. Y, cómo no, ya es hora de que el anarquismo de Marcelo sea reparado. Todo antes de que llegue cualquier equipo competente y le haga un roto a Keylor Navas.
Yo me niego a pensar que Zidane sea un bluf como entrenador. Pero...
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