Sí, el Madrid ha goleado al Legia jugando sin orden ni concierto. Y no es la primera vez que el equipo de Zidane se olvida de que mantener el equilibrio entre líneas es fundamental aunque enfrente sólo haya un conjunto sobrado de entusiasmo y con un jugador, Guilherme, que se hizo dueño de la banda derecha. Hasta el punto de que los aguerridos polacos pudieron sumarle dos goles más al obtenido por Radovic de penalti.
Es lamentable que Kroos, quien ha de dirigir el juego de los suyos, acabe siendo un gregario al servicio de Marcelo. Lo cual no deja de ser una aberración. futbolística. Menos mal que tal anormalidad nos ha permitido ver algo bueno: comprobar que el alemán es tan disciplinado como buen compañero. Semejante desbarajuste impedía además que Asensio y James brillaran en la medida que deseaban. Máxime cuando ambos tampoco están sobrados de espíritu defensivo. Y, por si fuera poco, los componentes de la BBC decidieron actuar de palomeros.
Si bien el Legia también decidió jugar a lo loco. O lo que es lo mismo: se dedicó a intercambiar golpes y por tanto el Madrid vio el cielo abierto. Marcó Bale un gran gol en el minuto 15 de la primera parte y Marcelo, pocos minutos después, tuvo la suerte de que un disparo suyo fuera desviado a la red por un defensa polaco. Con resultado tan favorable, lo lógico hubiera sido dejar a una lado las improvisaciones por parte de los jugadores locales y actuar como bloque. ¡Que si quiere arroz, catalina!
Fue entonces, tras varias ocasiones de gol tenidas por los visitantes, cuando éstos marcaron de penalti. Y el partido se convirtió en un auténtico disparate. Nadie defendía bien y Marcelo sólo trataba de hacer sus clásicas virguerías. De modo y manera que conseguía poner al descubierto todos los defectos de su medio campo. Asensio marcó el tercer tanto en el minuto 36 e hizo posible que la BBC siguiera holgazaneando en cuanto a labores defensivas.
La segunda parte estaba siendo calcada a la primera cuando llegaron los cambios. James cedió su sitio a Lucas Vázquez y éste comenzó a generar trabajo y peligro por su lado. El premio fue conseguir un gran gol a pase de Morata que había sustituido a Bale. Y Morata cerró la cuenta con un quinto tanto. Y Kovacic entró por Asensio en los minutos considerados de la basura.
La goleada del Madrid al Legia -combativo y entusiasta- no debería ocultar los problemas que tiene el Madrid como bloque. Y que hace que las líneas se escindan de manera impropia en un equipo de su talla. Y, desde luego, se impone cuanto antes que Zidane no deje a Marcelo hacer de su capa un sayo durante los noventa minutos. Puesto que el fúlbol ofensivo del brasileño es necesario pero jamás por sistema. Y mucho menos si ello pasa por convertir a Kroos en un simple guardaespaldas del defensa.
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