Zinedine Zidane hizo el don Tancredo

Yo jamás he negado que soy del Madrid desde que vestía pantalones cortos y sobre todo desde que tuve la suerte de ver jugar a Di Stéfano en mi adolescencia. Yo soy un madridista fetén que quiero que gane mi equipo aun jugando mal. Pero semejante deseo no me condiciona mi sentido crítico acerca de cuanto sucede en el terreno de juego. En absoluto. Tal vez sea por haber sido profesional de un deporte sin par.

Fui de los pocos que se atrevieron en su momento a mirar con lupa las actuaciones de un portero a quien se le destacaban hasta los... bostezos y se le perdonaban fallos lamentables y defectos técnicos incorregibles. Los cuales fueron aumentando con el paso de los años y que naturalmente se hicieron más visibles a medida que sus compañeros marcaban menos goles. Me estoy refiriendo a Iker Casillas.

Escribir de las carencias del portero idolatrado hasta por los barcelonistas, cosa rara, me costó recibir las más severas críticas. Pero yo me mantuve en mis trece. Aunque sufriendo lo indecible cuando los adversarios nos machacaban en los saques de esquina y con los balones centrados desde los costados. Acciones que los madridistas soportaban tapándose los ojos e invocando a todos los santos. Menuda contradicción.

Pues bien, el relevo del portero que tanto nos dio lo tomó Sergio Ramos. Y la historia tiende a repetirse. Cambiando lo que haya que cambiar. Ramos hace ya mucho tiempo que viene naufragando como central en el lado izquierdo. Y es que a medida que pasan los años al futbolista nacido en Camas le cuesta un mundo evitar que su pierna izquierda y su cintura de hierro no sean aprovechadas por todos los jugadores veloces que transitan por ese lado.

Podría mencionar a no pocos futbolistas que lo han venido poniendo en un brete. En apuros considerables. En grandes dificultades. Pero ahora mismo no me apetece buscar sus nombres. Aunque como resumen de lo dicho me basta y me sobra con mencionar a Gelson Martins; extremo del Sporting. Quien fue capaz, ayer por la noche, de mostrarnos la peor versión de Ramos, durante el partido correspondiente a la UEFA Champions League.

Lo que no entendí, durante la transmisión del encuentro, fue la actitud de Michael Laudrup y Raúl González, comentaristas; ambos fueron incapaces de decirnos la causa por la cual Gelson Martins estaba sembrando el terror en el Bernabéu, cada vez que recibía el balón. En cuanto a Ramos, sólo recuerdo que alabaron su deseo de correrse todo el campo para intentar rematar un centro de no sé quién.

Sin embargo, yo sigo preguntándome por qué Zidane estuvo haciendo el don Tancredo mientras Gelson Martins se deshacía, una y otra vez, de Marcelo y de Sergio Ramos con una facilidad pasmosa. Ramos, curtido en mil batallas, es consciente de que los entrenadores rivales saben perfectamente que es muy vulnerable defendiendo. Y la mejor manera de asumirlo es tratar por todos los medios de rematar faltas y saques de esquina para obtener el gol que mitigue sus errores como zaguero.