Los chistes y los chismes políticos proliferan. Síntoma evidente de que no funcionan bien las cosas. Y es que cuando salgan estas líneas, salvo que ocurra un milagro, ya se habrá producido otra investidura fallida de Mariano Rajoy como presidente de Gobierno. En la reunión que me encuentro, cerveza por delante y tapas variadas, cada cual dice lo que le parece con el único fin de quitar hierro a la desgraciada situación que se está viviendo en el Congreso de los Diputados.
Sale a relucir la República. Y un contertulio muy preparado, con fama de cachondo, se pone serio para decir que afortunadamente aquí no la hay, pues si a las elecciones a diputados, a senadores, a concejales, autonómicas, sindicales, etcétera, añadiéramos las de presidente a la República, nos pasábamos la vida votando. Y gastando dinero (Risas).
La respuesta no se hizo esperar: "A los políticos les preocupa tanto el déficit público, que son capaces de tirar el dinero en elecciones tras elecciones". Quien así se manifiesta, maestro por vocación y porque de algo hay que vivir, dice estar tan abúlico, por lo que viene sucediendo, que no tiene ni ganas de morirse. ¡Menudo desánimo tiene mi amigo!
MX, mujer de rompe y rasga, no duda en decirnos que reírse de lo que está ocurriendo en el Congreso de los Diputados es la única manera de soportar a quienes no se cansan de proclamar que sólo quieren el bien de España y de los españoles. ¡Uf, un horror!
Miro alrededor y caigo en la cuenta de que me toca a mí decir cualquier pamplina que se me venga a la cabeza. Y me acuerdo del que fue conocido como el beso bueno. El que se dieron Pablo Iglesias y Xavier Domenech, líder de En Comú Podemos, en el hemiciclo. Beso que, en su día, desató la polémica y que fue calificado de ridículo y de... otras cosas. Cuando ambos lo que querían es demostrar su solidaridad socialista.
Pues bien, desde hace un tiempo vengo oyendo cómo Esteban González Pons, diputado del PP en el Parlamento Europeo, pone a Pablo Iglesias en los cuernos de la luna. De ahí que no me causara ninguna extrañeza las buenas relaciones que parecen existir en Iglesias y Rajoy. Los cuales no tuvieron el menor inconveniente en presentarlas en sociedad durante el debate celebrado el miércoles pasado.
Eso sí, bien haría el presidente en funciones en estar muy atento a los movimientos de quien más manda en Podemos. No vaya a ser que, cuando menos lo espere, PI decida echarle los brazos al cuello y le haga pasar por el trance que pusieron de moda los líderes comunistas Erich Honecker, de Alemania Oriental y Leónidas Breznev, de la Unión Soviética, durante el 30 Aniversario de la República Democrática Alemana en junio de 1979.
No olvide, presidente en funciones, que las partes alicuotas femeninas y masculinas luchan denodadamente como si del colesterol bueno y malo se tratara. Y que lo imprevisible surge en un amén. Y es que la ternura, como bien decía mi apreciado y recordado Andrés Mateo, gran hombre y enorme futbolista, flota en el ambiente.
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