Entrenar es muy difícil

Entrenar tiene castaña. Castaña pilonga, vamos. Así se expresaba cada dos por tres mi siempre recordado Ventura Martínez Ventura. Quien fue muy buen jugador y magnífico entrenador. De ahí que su historial esté repleto de ascensos: el Tetuán lo hizo a Primera División; en tanto que Jerez C.D., Cartagena, Calvo Sotelo y Albacete consiguieron con Ventura en el banquillo alcanzar la Segunda División A.

Y, por si fuera poco, en la temporada 1962-1963 consiguió algo que fue catalogado de milagro futbolístico: llevar al Abarán a la categoría de Plata. Se trataba de un equipo muy modesto, perteneciente a un pueblo murciano, cuyos habitantes apenas llegaban a los nueve mil. Ventura obtuvo muchos más éxitos nunca mencionados pero que tuvieron relevancia. No obstante, jamás le dieron la oportunidad de entrenar en Primera División.

Ayer, viendo al Madrid jugar frente a la U D Las Palmas en el Estdio de Gran Canaria, las palabras de mi siempre recordado amigo y asesor, en muchos momentos, se me vinieron a la memoria: "Entrenar tiene castaña pilonga". En suma: que es una tarea muy difícil, llena de dificultades y que está expuesta a las incomprensiones como la flor del vilano a los vientos.

Zidane sabía, y sus ayudantes también, que Cristiano Ronaldo, después de su lesión, necesitaba jugar partidos para ir cocogiendo el ritmo en unas competiciones donde los esfuerzos son muchos y exigentes en grado sumo. Hasta ahí de acuerdo. Pero se han encontrado con algo que no esperaban: ver al portugués carente de todo recurso. Más que correr deambula por el césped. Y evidencia torpezas inimaginables en alguien que aspira a ganar otra vez el Balón de Oro.

Debido al mal estado que presenta RC, tal vez silenciado en parte por su gol  al Sporting de Portugal, cuando el partido estaba dando las boqueadas, cualquier alineación sin él no sería ningún contratiempo para su equipo. Por tal motivo, Zidane decidió sustituirlo por Lucas Vázquez en el minuto 70 del encuentro.

La decisión, justa a todas luces, no impidió que Cristiano saliera del terreno de juego mascullando palabras de descontento contra quien había decidido que tenía que ser relevado. Sin importarle lo más mínimo que el hacedor del hecho se llame Zidane. Éste, sin duda, pasó un trago amargo en ese momento. Pero hizo lo que tenía que hacer.

Aunque, tal vez obnubilado por la falta de respeto y afecto del jugador portugués, Zidane perdió las riendas del partido. Permitiendo que su equipo se enfrascara en un intercambio de golpes que no venían a cuento. Y el equipo amarillo, en uno de ellos, marcó su gol. El Madrid mereció ganar. Pero la U D Las Palmas aprovechó el regalo.

Ventura Martínez, de haber estado entre nosotros, habría dicho que entrenar tiene castaña. Castaña pilonga... Y que es tarea muy difícil. Incluso para Zinedine Zidane.