Siempre he dicho que las entrevistas que les hacen a los entrenadores recién terminados los partidos deberían estar prohibidas. Porque en ese momento, aunque el técnico sea licenciado en flema por la Universidad de Oxford, suele pronunciarse bajo los efectos de la derrota o mediante la alegría producida por la victoria; revestida ésta de una falsa moderación que se atisba a una legua y que produce la consiguiente grima. Llegando uno a la conclusión de no saber lo que es peor.
Paco Jémez es el vivo ejemplo de lo dicho. Y así lo evidenció en las tres temporadas que estuvo en el Rayo Vallecano. Sus conferencias de prensa estuvieron siempre preñadas de dimes y diretes que dieron mucho juego a los periodistas. Nunca le importó hablar de sí mismo, algo tan peligroso como agradable. Aun a riesgo de caer en una vanidad estúpida o de naufragar entre los escollos de una falsa modestia.
PJ, que es persona inteligente y astuta, es consciente de que mantener esa postura exige convencer a la gente de la sinceridad de quien la adopta. Por lo que no se corta lo más mínimo, cuando lo cree oportuno, en asumir las culpas de una derrota escándalosa. Y de gritar a voz en cuello que no pondrá trabas a los dirigentes del club si desean prescindir de sus servicios. Que es la mejor manera de poner a los directivos entre la espada y la pared.
Las acusaciones de PJ contra sí mismo, no son a fondo perdido, sino que hacen mucho más convincentes las subsiguientes acusaciones contra sus enemigos. Ejercicio de mucha picardía. Puesto que da a sus imputaciones una semblanza de verdad que cala entre la gente. Ganándose, así, una credibilidad enorme entre los aficionados.
El entrenador del Granada, sin embargo, sabe sobradamente que el club granadino no es comparable con el Rayo Vallecano. Y, posiblemente, sus declaraciones, tras ser goleado su equipo en Las Palmas (5-1), sea la primera piedra que haya puesto para su despedida.
En esta ocasión, además de poner su cargo a disposición del club, PJ se ha culpabilizado de la derrota diciendo que había obrado como un jugador más de Las Palmas. Mucho me temo que los aficionados granadinos, en cuanto PJ vuelva a culparse de otra derrota, que lo hará, aunque antes haya arremetido contra el sursuncorda, no dudarán en flamear pañuelos contra un buen entrenador... Que se ha empeñado en ser el más listo de la clase.
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