Madrid y Stade de Reims jugaron el Trofeo Bernabéu. Se marcaron ocho goles. Y, claro, los tres recibidos por el equipo anfitrión han sembrado las dudas, una vez más, acerca de su escasa capacidad defensiva. Problema que no acaba de solucionar Zidane. A quien no estaría de más aplicarle el siguiente refrán: "No hay peor ciego que el que no quiere ver". Pues si todos los equipos buscan afanosamente penetrar por el lado izquierdo madridista, y además se benefician de ello, es prueba evidente de que algo no funciona.
-¿Insinúa usted, De la Torre, que Ramos y Marcelo dejan mucho que desear en sus marcajes a los adversarios?
-No. Lo aseguro. Mejor dicho: lo vengo asegurando desde hace ya mucho tiempo. ¡A ver...! Es verdad, incuestionable, que Ramos tiene un tren inferior que le permite imponer su autoridad por alto en los saques de esquina y faltas laterales. Amén de aprovecharse de la ventaja que tiene el atacante en carrera frente al zaguero que está en posición estática. De ahí que haya marcado no pocos goles y algunos decisivos y de extraordinario valor. Axioma. Como verdad es también que en tareas defensivas no deja de ser mediocre.
A Sergio Ramos, a medida que ha ido cumpliendo años, se le han ido acrecentando más las carencias actuando como central en el lado izquierdo, por no haber mejorado apenas nada la nulidad de todo su costado ciego. El cual le hace girarse tan mal en carrera como llegar tarde y descontrolado a casi todas las intervenciones en ayuda del compañero eludido. En este caso, Marcelo. Cuya forma de jugar es, sin duda, un soplo de aire fresco para las demás líneas. Siempre y cuando no lo haga por sistema. y, naturalmente, a costa de tener a Ramos como si fuera el chiquillo de los recados.
Tampoco fue acertado que el entrenador del Madrid situara a Tejero, jugador del Madrid-Castilla, como lateral izquierdo, siendo diestro, con los nervios que lleva consigo jugar en el Bernabéu, situándole por delante a Isco. Éste, como era de esperar, se dedicó a lo suyo... Olvidándose por completo de ayudar al canterano. Con lo cual esa banda se convirtió en una autopista por la que los franceses circularon a placer y, claro, obtuvieron dos tantos más.
Por último, me voy a permitir recordarles lo siguiente: el pasado 12 de agosto, y bajo el título de Respuesta a Tati Toledo y a Jorge Martínez, resumí los problemas de Álvaro Morata. Padece lo que los hondureños llaman estar 'apuradito'; es decir, apremiado, crispado, encogido, medroso... Y su rostro refleja una inquietud que parece más dispuesta a representar una escena dramática que una deportiva.
En cambio, Mariano, de quien hablé también en ese escrito reseñado, cuando le tocó jugar lo hizo con el entusiasmo y la alegría de quien se sabe en posesión de unas cualidades que muy bien podrían ser las que necesita el Madrid en muchos momentos. Su forma de proceder caló entre la gente y mantuvo vivo el espectáculo cuando éste estaba a punto de deslizarse por la senda de la abulia.
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