Muchas mañanas, cuando me dirijo hacia mi casa, tras haber andado ya varios kilómetros, suelo visitar a Antonio Martín, en el Estanco San Martín, sito en El Sardinero, porque lleva años dispensándome una atención a la que yo, la verdad sea dicha, poco o nada he aportado hasta el momento. Hoy se me ha ocurrido decirle que lo voy a echar mucho de menos cuando se jubile. Debido a que me consta que piensa hacerlo dentro muy pocos meses. Y Antonio me lo ha confirmado:
-Es lo que deseamos mi mujer y yo -me ha dicho-. Y también estamos dispuestos a vender el negocio. Aunque debo decirte que no tenemos prisa alguna.
Antonio Martín lleva leyéndome la tira de años. Y, por si ustedes no lo saben, es el padre de Antonio Martín García; periodista de la emisora Radio Ceuta de la Cadena Ser, escritor y articulista. Y tan buen aficionado al fútbol como seguidor del Athletic de Bilbao desde que vestía pantalones cortos. A propósito: aprovecho la ocasión para reconocer que a mí siempre me ha infundido mucho respeto la seriedad del periodista Martín García. Tal vez sea porque lo he tratado poco. Miento: nada.
Obligado, pues, a pedir perdón por la digresión, paso a contar lo que me ha deparado hoy mi visita al ya reseñado estanco.
Es raro no coincidir en el establecimiento con conocidos que chamullen de fútbol, de política o de lo que menos uno pueda esperarse. Así, este miércoles se me ha preguntado por parte de uno que, según él, seguirá jugando a la Lotería de la Primitiva hasta conseguir una pasta que le permita vivir el resto de sus días tocándose los... adminículos, que por qué Felipe González no deja ya de darle la tabarra a Pedro Sánchez. Por lo que da la impresión de estar más de parte del PP que del PSOE.
Y a mí sólo se me ocurrió responderle de tal guisa: "El carisma -yo soy más partidario de llamarle encanto- de Felipe González para sus gentes está muy claro y en ello han contribuido escasamente sus colaboradores de imagen. El fenómeno político de Felipe González tiene que ser comparado, históricamente, con todos aquellos que han sido más importantes que sus propios partidos". FG, por tanto, vive en esa burbuja.
Mi conocido me contestó así: "En este caso, no cuela, y perdona que te lo diga, lo que tú me dices. La ventaja del socialismo, sobre lo que diga González o el sursuncorda, es que el Partido Socialista Obrero Español es tan histórico como para tener ya casi un siglo y medio. Y, lógicamente, cuando se tiene más de 100 años de existencia es, sin duda alguna, más difícil su liquidación. Aunque esté pasando por una crisis".
Ante semejante respuesta, pensé que lo mejor era no decir ni pío.
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