Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

domingo, 31 de julio de 2016

Marcelo y Marcos López

Quien haya leído a Josep Pla, uno de los más grandes prosistas del siglo XX, sabrá la mucha importancia, desde el punto de vista de la salud, que él le daba al dormir. No se cansaba de decir que dormir es más importante que comer, e incluso que la satisfacción de cualquier otra necesidad física. Inmediatamente, a causa de las ventoleras de la tramontana, como buen ampurdanés, ponía su firma a lo dicho: "Esto, claro, no se le puede decir a una señora porque las señoras quieren a los hombres, a veces, bien despiertos".

Despierto hay que estar también para opinar sobre un partido de fútbol que termina casi a las cuatro de la madrugada. Como sucedió, días atrás, con el jugado por el Madrid-PSG. A esa hora me podía ya la fatiga y me pesaban los párpados una tonelada. Así que, en cuanto el árbitro estadounidense dijo que el espectáculo había concluido, yo corrí hacia la piltra con celeridad.

En principio, agobiado además por el malestar físico, me parecía una insensatez ponerme a escribir acerca de un partido en el cual el equipo parisino había arrollado a un Madrid sin sus grandes figuras y sobre todo cansados sus jugadores por el mucho trabajo acumulado en la pretemporada. Comprendí que era exponerme a establecer juicios más gratuitos de los que suelen ser mis juicios habituales y comedidos. Y desistí de ponerme a escribir.

Mentiría si no dijera que, cuando estaba a punto de sobarla, me dieron ganas de recordarle a Marcos López -vía internet-, comentarista de televisión, con el debido respeto a sus títulos, que los tiene a mogollón, que su defensa a ultranza del anarquismo de Marcelo, argumentando que el fútbol es un juego de conjunto y que los fallos individuales son siempre achacables al sistema táctico en general, no beneficiaba ni al Madrid ni a Marcelo ni a los aficionados que le prestan a él la máxima atención por gozar de semejante altavoz. Pero no había manera de espantar mi sueño.

Y en vista de que yo no suelo ser de los que se aprovechan de los vientos alisios para emitir pareceres, lo digo hoy, después de que Marcelo haya encandilado a los madridistas por su actuación frente al Chelsea. Marcelo era consciente de que frente al PSG, aun echando mano de los atenuantes de la pretemporada, había vuelto a jugar de manera lamentable. Nada extraño en él, en los últimos tiempos. Y salió frente a los ingleses como el torero que decide jugársela a portagayola.

Pues bien: ayer todo le salió a pedir de boca desde el principio. Y yo, como madridista, me alegré muchísimo. Porque es tan buen jugador como necesario es que no se le deje inventar por sistema. El Madrid sigue necesitando un lateral capaz de hacerle ver a Marcelo que no es imprescindible. Por más que hoy todos los cronistas hayan echado mano del botafumeiro. Es decir, que lo han sahumado desde todos los ángulos.

Volviendo a Marcos López, a quien me he referido en el párrafo cuarto, no me cabe sino pasar de puntillas sobre el juego de conjunto. Es cierto que no todos los jugadores mantienen un estado de rendimiento óptimo a lo largo de la temporada. No son máquinas. Pero el fútbol, como juego de grupo y asociación que es, permite que los futbolistas que están en las mejores condiciones impidan que apenas se les note, a uno o dos de sus compañeros, ese casi inapreciable bajón en su rendimiento, que suelen tener todos durante períodos cortos.

Lo grave es, y no hace falta estar en posesión de muchos títulos para darse cuenta de ello, cuando hay futbolistas empeñados en saltarse a la torera, por sistema, el planteamiento táctico establecido por el entrenador. Máxime si está basado en las cualidades de cada cual. Y si ello es así, no creo que haya mejor ejemplo que recurrir al paso de Semana Santa al que dos o tres costaleros dejan de arrimar el hombro. O que decidan hacer de su capa un sayo. Las explicaciones en el fútbol  han de ser sencillas. Tan sencillas como para que las entiendan hasta los imperitos en la materia. Créame que es así, señor López.







No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenta mis escritos ,pero desde el respeto.

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.