Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

lunes, 6 de junio de 2016

Una mañana completa

Muy de mañana disfruto de mi caminata por la Avenida Martínez Catena. Disfrute que ya se ha incrementado con los baños en la playa de El Chorrillo. Aunque mentiría si no dijera que hace tres días me quedé como un témpano. ¡Qué valor tiene usted!... Quien así se expresa es un hombre treintañero y con el cual he coincidido varias veces en los bares de la calle Jaudenes.

Mi respuesta no se hace esperar: Hoy, lunes, pese a que no luce el sol en todo su esplendor, el agua está menos gélida que días atrás. Semejante diálogo nos sirve de entradilla para entablar conversación. La cual desemboca en cómo han cambiado las relaciones entre hombres y mujeres.

Mi interlocutor toma la palabra: Ahora resulta terriblemente espinoso jugar con las chicas. Algunas te tratan como un hombre-objeto. Te consiguen a fondo, te acosan, te tratan casi a estacazos y te facturan enseguida en cuanto encuentran a otros que las divierten más... Y te dejan sin saber a qué atenerte.

Saco conclusiones: PJ debe haber sufrido un revés en sus relaciones con una mujer que, posiblemente, se haya dado cuenta de que él no colmaba ni sus expectativas en el tálamo ni sus aspiraciones en la vida. Y a mí sólo se me ocurre decirle que deje de martirizarse hablando del asunto fallido. Y que hay que saber perder. Y a otra cosa, mariposa.

A mediodía, tras mi caminata cardiovascular, mi saludable baño frío, y una vez acumulado algo del yodo procedente del mar mañanero para combatir cualquier problema relacionado con la glándula tiroides, me doy una vuelta por el Hotel Tryp; establecimiento por el que siento la predilección consiguiente por haberlo frecuentado durante muchos años y, por encima de cualquier otra cosa, debido al mucho afecto que les profeso a sus empleados. Los mismos que están sufriendo en silencio los problemas de un negocio de hostelería que anda, al parecer, en la cuerda floja de los números rojos.

Por último, y antes de regresar a mi casa, me tropiezo con un sindicalista, cuyo nombre omito, porque él lo desea, que me dice, tras un intercambio de impresiones, que Emilio Carreira es un político inteligente y leal. Escurridizo y obediente. Siempre y cuando se vea apoyado por sus compañeros de tarea. Ahora bien, de todos es conocido también lo peligroso que puede llegar a ser si alguien intenta boicotearlo.

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