El Madrid, tras jugar veinte minutos extraordinarios, marcó su gol y parecía que el segundo podía llegar. De hecho, Oblak intervino con acierto en tres ocasiones en las que el gol ya se cantaba. Pero, de pronto, el equipo de Zidane comenzó a dar muestras de flaqueza y decidió retrasar sus líneas. Como si quisiera sorprender a su rival al contraataque. Y fue entonces cuando surgió Casemiro. Un coloso durante todo el partido. También la primera pàrte de Bale merece elogios.
El Atlético, superado su medio campo por el reseñado Casemiro, Kroos, y Modric, capeó sus peores momentos gracias a la labor de sus laterales, pues tanto Filipe como Juanfran se multiplicaban tanto en defensa como ayudando al medio campo. Así que se veía venir el cambio de Augusto por Carrasco. Con lo cual Simeone volvía a realizar la misma maniobra que hizo frente al Bayern, en Münich. Y el acierto volvió a repetirse. Carrasco, veloz, ágil y con un regate capaz de partirle la cintura a su marcador, cambió el sino del partido.
A partir de ese momento, y aunque Griezmann había fallado un penalti, los laterales del equipo rojiblanco empezaron a enlazar con sus delanteros y el Madrid hundido física y tácticamente, sólo daba algunos coletazos que servían para engrandecer aún más a Oblak. Precisamente, tras una gran interveción de éste, Marcelo perdió un balón y rebasado por Juanfran le permitió a éste centrar con el suficiente tino para que Carrasco lograra el gol del empate.
Tras el gol del Atlético, visible era la decadencia física de algunos jugadores madridistas. Bale apenas podía correr; Cristiano se dolía de todo y nada le salía; Benzema era como un cero a la izquierda, y el partido transcurría de la mejor manera para el equipo rojiblanco. Menos mal que Casemiro seguía siendo el arquetipo de lo que se conoce como escudo de la defensa. Enorme labor del futbolista brasileño.
Se fue Benzema y apareció en escena Lucas Vázquez. Y el cambio fue un soplo de aire fresco para un maltrecho Madrid. Lo que no entendí fue la entrada de Isco por Kroos. Una precipitación de Zidane que fue reparada por las lesiones del Atlético: Filipe y Koke. Antes, por lesión de Carvajal, había entrado Danilo. Así que ambos equipos pedían a gritos la prórroga. Eso sí, la preguntaba flotaba en el ambiente: ¿podrían acabar Madrid y Atlético con once jugadores? Tal era la ínfima condición física de muchos futbolistas.
La tanda de penaltis le ha dado la Undécima al Madrid tras jugar veinte minutos muy buenos y el Atletico ha vuelto a perder una final que tenía otra vez a su alcance. Desolación, pues, para los aficionados rojiblanco y que, indudablemente, ha afectado muchísimo a Diego Simeone. Porque el partido llegó a un punto en el cual el Madrid estuvo perdido en todos los aspectos. Y de ello no supo aprovecharse su rival. En fin, ganó el Madrid y Zidane también ha alcanzado la gloria como entrenador.
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