El Madrid es finalista haciendo lo mínimo

El Manchester City juega al ritmo que impone Yaya Touré. Quien, desde hace ya años, concibe que el fútbol merece ser jugado andando. Y no sólo se lo permiten sino que le pagan una fortuna por contagiar su triste deambular en el campo a un equipo en el cual hombres veloces como De Bruyne, Sterling, Iheanacho, Navas  y otros más se pierden en esa 'pachanga' tan del agrado del ex jugador del Barcelona. Con semejante forma de actuar del equipo inglés cómo es posible pedirle al Kun Agüero que manfieste su calidad. Que la tiene.

Ante esa bicoca de equipo, que parecía estar jugando un partido de pretemporada en vez de unas semifinales de la Champions League, Zidane permitió que sus jugadores de medio campo condujeran el balón por sistema, que jugasen en corto y con pases horizontales, y, por si fuera poco, buscando en muchísimos momentos los arabescos necesarios para obtener el aplauso fácil de los incondicionales.

El Manchester, sabedor, como todos los equipos del mundo, de que la banda izquierda del Madrid es un coladero,  entendió, desde el comienzo del partido, que era por el lado de Marcelo e Isco por donde podrían obtener rédito. Y trataron de explotar las ya crónicas deficiencias defensivas existentes por ese costado. Pero lo hacían con tanta parsimonia que hasta Isco parecía más rápido que otras veces e incluso Marcelo enmendaba sus propias pifias. Y Navas terminó por aburrirse antes de lo previsto. Aburrido el sevillano y también Agüero, poco le quedaba al City para asustar al Madrid.

Para colmo llegó Bale, que está en estado de gracia, y marcó un golazo con su pierna menos buena, con cierta fortuna. Corría el minuto veinte y daba la impresión de que en cuanto el Madrid le imprimiera más velocidad al partido y decidiera poner cerco a la puerta de Hurt, la eliminatoria podría haber quedado sentenciada en el primer tiempo. Pero Isco trataba de hacer las mismas cosas que Touré y Marcelo parecía decidido a hacerse notar como funámbulo.

Trasncurrían los minutos y la calma chicha reinaba en el ambiente. Aunque al Manchester City le bastaba marcar un gol para ser finalista y, lógicamente, entre que no se apresuraba y que Yaya no permitía a sus compañeros el menor atisbo de correr y de hacer correr el balón hacia el marco de Keylor Navas. se llegó al descanso. Con un Cristiano Ronaldo que evidenció estar entre algodones y cuya presencia en el campo creo yo que fue para intimidar a sus rivales. Fernandinho estrelló un pelotazo en la parte exterior de un poste. Poca cosa hicieron los visitantes.

Se fueron haciendo los cambios en la segunda parte, en las que el Madrid tuvo dos ocasiones claras de gol. La entrada de Lucas Vázquez por Jesé animó el partido y logró que la velocidad hombre balón fuera a más. Si bien pronto volvió a decaer el ritmo y peligrosamente. Ya que la sustitución de Yaya Turé le dio vida a su equipo. Fue entonces cuando los jugadores del también aburrido Pellegrini buscaron la puerta del Madrid y en un tris estuvo que la movilidad de Sterling dejara al Madrid compuesto y sin final en Milán.

Salió James a jugar unos minutos y hasta los comentaristas querían que hiciera milagros cuando ya el miedo a encajar un gol rondaba por la cabeza de sus compañeros. Eso sí, Marcelo seguía regateando a su sombra y haciendo ruletas de todo tipo. Y aun perdió un balón en el tiempo de recuperación y que a mí me acollonó como buen madridista que soy. Pero el Bernabeú, dado que Marcelo e Isco, entre otros, tienen buena prensa, se lo perdona todo.

Ganó el Madrid con más apuros de los previstos y sobre todo porque el Manchester City dio pena jugando al ritmo que le impuso Yaya Turé. Pero jugando a ese ritmo, y con esa vía de agua que tiene a babor, el Madrid no está en condiciones de meterle el diente al Atlético de Madrid. Ni siquiera jugando éste tan mal como lo hizo frente al Bayern en el Allianz Arena.