Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

martes, 3 de mayo de 2016

El atlético se clasifica jugando peor que nunca

El fútbol alemán ha forjado su leyenda debido a que sus jugadores nunca dan un partido por perdido. Espíritu que ha venido reinando en la selección alemana y que ha contribuido asimismo a engrandecer al Bayern. El equipo más laureado del país. Cuando se lucha ante un equipo germano hay que tener siempre presente el tesón de unos jugadores capaces de sacar fuerzas de flaqueza y cambiar un resultado en un abrir y cerrar de ojos. Y, como último ejemplo, podemos poner la victoria del equipo muniqués ante el Juventus, no ha mucho.

El equipo entrenado por Guardiola ha estado a punto de repetir la gesta. Pues durante la primera parte ha logrado desarbolar a un Atlético perdido en el campo, sin ideas y sobre todo incapaz de saber qué estaba ocurriendo a su alrededor. Es la primera vez, en mucho tiempo, desde que está el Cholo Simeone, que yo he visto al conjunto rojiblanco naufragar en todos los sentidos. Sin percatarse de que la táctica empleada por el Bayern podía ser desactivada en nada y menos. Si bien es cierto que no siempre los entrenadores, ni siquiera Simeone, pueden estar lúcidos.

Guardiola arriesgó en defensa con la siguiente fórmula: Javi Martínez y Boateng como centrales y situado por delante de ellos colocó a Xabi Alonso. Así que los laterales Lahm y Alaba se sumaban al ataque continuamente intercambiando posiciones con Ribéry por un lado y Douglas Costa por otro. A estos cuatro hombres se sumaban en ataque Arturo Vidal y muy adelantados se hallaban Múller y el siempre peligroso Lewandowski. Siete hombres con la misión de atacar finalizando las jugadas y a quedarse presionando en el campo del equipo rojiblanco.

Lo ideal hubiera sido que el orden de los defensores de un Atlético replegado y la precisión en sus pases hubieran  logrado intimidar por medio de Torres y Griezmann a una defensa rival, en la cual la lentitud de Xabi Alonso y los nervios de Boateng y Martínez hubieran hecho estragos en el conjunto de Munich. Pero ocurría todo lo contrario. Lo jugadores del atlético no daban pie con bola. Se mostraban alocados e imprecisos en los pases. Menos mal que Oblak empezó muy pronto a dar muestras de su enorme categoría.

Eso sí el gol de los locales se veía llegar y fue Xabi Alonso quien lo marcó a balón parado. Inmediatmente, el turco Cüneyt Cakir indicó penalti y yo creí que a partir de ahí la eliminatoria se resolvería a favor del equipo alemán. Pero Múller pifió el lanzamiento y a Guardiola se le puso cara de tonto. En tanto y cuanto Simeone pedía a gritos el final de la primera parte. Un descanso que a su equipo iba a venirle de maravilla.

Augusto se quedó en el vestuario y Carrasco se situó por donde Lahm con el fin de cortar ese enlace de juego por la banda derecha entre el reseñado Lahm, Douglas Costa y Arturo Vidal. Por la otra banda, Griezmann comenzó a defender mejor y Torres trataba de explotar la lentitud de Alonso. La mejora fue evidente y en apenas nada un pase de Torres a Griezmann acabó en gol y luego llegó el penalti a Torres, también errado por el Niño. Y a partir de ahí a sufrir. Pues llegó el gol de los alemanes y uno, la verdad sea dicha, temió que la famosa suerte que se le achaca al Bayern se hiciera presente. No fue así, gracias a la excelente actuación de Oblak.

El Atlético ya está en otra final de la Champions League. Y lo ha hecho frente a un gran equipo y en un campo muy difícil. Pero tampoco es menos cierto que ha dejado ver sus vergüenzas en la primera parte. Tan mal ha jugado como para que sus próximos rivales hayan tomado nota de cómo es posible hacerle perder la compostura a un equipo tan disciplinado.

En relación con el Bayern, el error de Guardiola ha sido mantener, tras el primer gol, a Xabi Alonso formando parte de una defensa de tres. Sermejante yerro le ha costado la eliminatoria. Me imagino que tanto él como Simeone sabrán que hoy no han estado certeros. Y es que el miedo a perder produce más miedo. Pero así es la vida de los entrenadores.

 







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