Hoy he tenido que madrugar porque a las ocho de la mañana me tocaba la extracción de sangre para la revisión médica de cada año. A pesar de las muchas personas congregadas en el Centro de Salud -calle del Recinto Sur- para tal menester, el orden, la amabilidad y la eficacia siguen prevaleciendo. Lo cual se produce gracias a la extraordinaria labor que realizan unos profesionales excelentes. Así lo he resaltado cuando alternaba con dos conocidos en un bar de copas de la calle Jaudenes.
-España es un gran país que merece una clase política que no tiene -dice PS.
Sus palabras nos pone en situación de charlar sobre el momento político actual. Y opino que el encono entre políticos es terrible. Es una lucha en la que no juegan exclusivamente los motivos políticos, sino también los personales, que no son los menos importantes. Ejemplo: Mariano Rajoy y Pedro Sánchez han dado muestras fehacientes de odiarse cordialmente. Y, claro, los pueblos son víctimas de esas debilidades de los políticos que nos gobiernan.
Toma la palabra DT: En España tienen mucha importancia los piques y rencillas personales entre políticos. Algo que resulta dañino para los ciudadanos. No hace falta más que darle un repaso a lo ocurrido durante la Segunda República entre Aniceto Alcalá Zamora y Manuel Azaña o bien entre éste y Alejandro Lerroux. Por citar algunos desencuentros permanentes entre dirigentes políticos de primera fila.
PS vuelve a la carga: La política esta apestada de necedades y miserias, de vanidades, de torpes intenciones... Y ya va siendo hora de que se haga una política sin tantas bajezas. Es más, miedo me da pensar que España caiga en manos de personas al servicio de lo siniestro. Personas que están en la mente de muchísimos españoles. Y si ello se produce será porque muchos de los gobernantes han convertido en derechos la venalidad y el nepotismo.
El mal está asentado en los partidos políticos: donde cunden los recelos y las envidias, y faltan políticos con autoridad nacida de la conducta desinteresada y limpia y de afán de servir. Y hago la siguiente pregunta: ¿Es tan difícil que los políticos se pongan a trabajar pensando en el futuro de España? Sí, habéis oído bien, el futuro de España... Y es que estamos hasta los mismísimos de ver que en los partidos priman los recelos, las envidias y las puñaladas traperas. Con el fin de medrar.
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