Hace ya un siglo que yo dejé de ser un entusiasta aficionado de sofá al fútbol. De ahí que suelo seleccionar los partidos y a lo que más llego es a ver uno o dos cada siete días. Sin embargo, este fin de semana me ha dado por estar presente en cuatro retransmisiones. De modo que tengo la zona lumbar, de permanecer tanto tiempo sentado ante la televisión, pidiéndome a gritos que la ponga a disposición de las manos de Rafael Atencia Acosta: fisioterapeuta de bien ganado prestigio.
Todo comenzó con el Getafe-Real Madrid. La novedad de este partido consistía en que Esnáider debutaba en el banquillo del equipo colista de la Liga BBVA. Esnáider, amén de haber jugado en el Madrid y Zaragoza, también estuvo enrolado en las filas del Juventus. Lo cual me hacía pensar que el técnico argentino era perito en cuestiones tácticas. Pero me llevé un chasco. Cierto es que la composición del medio campo del Madrid pudo inducirle a error. De ser así, tampoco le serviría de atenuante. Ya que permitirle a Isco, Kroos y James jugar a su albedrío era exponerse a una derrota segura.
Que un equipo que ha marcado 29 goles y ha recibido 61, y que cada punto que se juega es de vital importancia para salvar la categoría, quiera superar al Madrid mediante el rendimiento de Pedro León y Sarabia en la zona ancha, es una apuesta segura para salir goleado y con la estima por los suelos. Eso sí, a Zidane le convendría analizar minuciosamente el partido para no caer en la tentación de creer que con las mismas armas empleadas en el Coliseum podrá salir airoso en los próximos y trascendentales encuentros que ha de jugar su equipo. Sería, sin duda, craso error por su parte.
Chelsea-Manchester City fue el siguiente partido que, tras estirar un poco las piernas, me llevó nuevamente al sofá del fútbol. El Chelsea, conviene decirlo cuanto antes, es actualmente un equipo tan venido a menos como para que sus rivales traten de humillarlo. Nada queda, excepto el gran Courtois, de aquel conjunto que arrasaba en la Premier League. Aun así, mentiría si no dijera que bien haría el Madrid en estudiar detenidamente las muchas cualidades que atesora el equipo dirigido por Manuel Pellegrini. Pues de no hacerlo, seguramente podría salir malparado del estadio Ciudad de Mánchester.
Hart me sigue pareciendo un gran portero. Tal vez sea porque todavía lo recuerdo parando lo imparable en el Camp Nou., un día de no hace mucho. La defensa echa de menos a Kompany, lesionado; pero tanto el fornido Mangala como el temperamental Otamendi no se andan con contemplaciones a la hora de zurrar la badana. Verdad es que ni Kolarov ni Sagna asustan a nadie. Y mucho menos el veterano Zabaleta. Cuya suplencia no soporta y, por tanto, mira de forma esquinada a su entrenador. Es la defensa la línea más endeble de un Manchester cuyo poderío principia desde medio campo hacia arriba.
Yaya Tourè juega a su aire. Lo mismo echa una mano atrás que, de repente, decide irse hacia campo contrario y le mete el miedo en el cuerpo a sus rivales. Es, además, de los jugadores convencidos de que no hay nadie que le gane a balón parado. Junto a Tourè labora Fernandinho: escudero permanente de cuantos necesitan ayuda, De ahí para adelante me asombra el juego del belga De Bruyn; un verdadero incordio por su velocidad, manejo del balón y sus pases finales. Lo acompaña Nasri, cuando no está Silva y a veces Navas.
Por delante de los jugadores reseñados -ah, se me olvidaba Sterling- está el 'Kun' Agüero: jugador que está en un gran momento y cuya forma de juego es la que peor aceptan los centrales. Se aleja de ellos para enlazar con sus volantes y llegar a la zona de peligro con el balón dominado. Exige, pues, el argentino una vigilancia especial en según qué terrenos ocupe. En suma, bien haría el Madrid en saber que no es fácil lo que le espera.
Atlético de Madrid-Granada. Una vez más hay que decir que el equipo de Simeone juega a lo que sabe y que lo hace de memoria. Frente al Granada, y tras marcar Koke el primer gol, los locales cedieron el balón a los granadinos y éstos, gracias al buen juego de Peñaranda y Rochina, pudieron empatar. En la segunda parte volvió el Atlético a mandar y, gracias a ello, un medido pase de Koke a Torres hizo que éste lograra el segundo tanto. Fue entonces cuando el equipo colchonero sacó a relucir su disciplina espartana y maniató total y absolutamente a los granadinos. Torres está en un gran momento de juego y su equipo necesita el mínimo de pases para crear ocasiones de gol. Insisto: da gusto ver desenvolverse tácticamente al Atlético de Madrid.
Barcelona-Valencia. Partido trepidante y emotivo. Con un Barcelona que jugó con más velocidad que precisión y un Valencia que defendió toda la primera parte a 20 metros de su portería. Lo hizo muy bien con cuatro jugadores atrás, cinco en medio campo y Santi Mina buscándose la vida entre Piqué y Mascherano. Santi Mina hizo el segundo gol. El primero lo obtuvo Siqueira al alimón con Rakitic. Muchas fueron las ocasiones falladas por el Barça y otras las desbarató Diego Alves. También el Valencia pudo marcar más goles. Messi se dio cuenta de que tenía que regresar de Babia y anduvo mejor que otras veces. Marcó su gol y, por tanto, se salvó del naufragio general de su equipo. El mal momento que atraviesa el Barça se refleja en el comportamiento de Luis Enrique. La Liga BBVA ya tiene tres aspirantes. La cosa está que arde. Y a Piqué se le han bajado los humos.
Y encima va Nadal y gana en Monáco por novena vez.
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