Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

viernes, 1 de abril de 2016

F. Miaja: La CNT y el Ateneo

 Mi paso por el Banco Popular fue efímero -dice Fructuoso Miaja-. El director no vio con buenos ojos que los empleados secundáramos una huelga y el trato que me dispensó a mí, por dicha causa, no fue del gusto de mi madre. Ella decidió que no volviera más a la entidad bancaria. Pero había que trabajar;  pues en nuestra casa vivíamos con estrecheces y pronto me coloqué en el muelle. Acababa de cumplir 16 años y ya pertenecía al sindicato y a las juventudes libertarias.

A pesar de mi juventud, los mayores me estimaban y confiaban ciegamente en mis posibilidades. Por lo que no dudaron en hacerme tesorero del Ateneo; el cual estaba situado en el barrio de Hadú. A mis compañeros, según solían decir, les agradaba mi seriedad y la manera de entregarme a la causa. Y yo les correspondía cumpliendo diariamente con las obligaciones que se me habían encomendado.

Mi vida se reducía a ir del trabajo al Ateneo y de éste a las oficinas del sindicato. Participaba en cuantas reuniones se mantenían y jamás ponía pega alguna por más que hubiera deseado disfrutar de cualquier acontecimiento coincidente con mis deberes de anarcosindicalista. Mi madre, entretanto, seguía con suma atención mi línea de conducta, confiada en la formalidad que yo le venía mostrando a la hora de tomar decisiones. Todas ellas muy vinculadas, en efecto, a cuanto estuviera relacionada con la lucha a favor de mis ideas como hombre de izquierda y, sobre todo, de convicciones anarquistas.

En aquel tiempo, y en vista de los deseos de aprender que había, mis lecturas en el Ateneo me habían ilustrado acerca de las vicisitudes por las cuales había ido pasando el sindicato. De ahí que estuviera informado de cómo, durante la Dictadura de Primo de Rivera, la UGT lograba superarnos en número de afiliados. Aunque nosotros contábamos todavía con casi 500.000. Cierto es que no todos los afiliados pagaban, porque el paro era entonces un azote entre la clase trabajadora. No obstante, las instituciones republicanas andaban lampando porque nos integráramos en su seno.

En nuestro sindicato todo era motivo de discusión. Y los debates se sucedían durante horas. Se armaban unos barullos sensacionales. Pero la gente podía decir lo que le viniera en ganas. Todas las ideas tenían cabida y se estudiaban las propuestas. Sabíamos que Pestaña, de tendencia moderada, quería colaborar con los republicanos y de qué modo se oponía a ello la sección perteneciente a la Federación Sindicalista Libertaria. Ni siquiera los treintistas, moderados dispuestos a detener las acciones directas, consiguieron sus propósitos.

Como consecuencia de tales discrepancias, y con el fin de demostrarles tanto a Peña como a Peiró el desacuerdo existente con sus planteamientos, surgieron las huelgas de Telefónica; la de Sevilla y la del puerto de Barcelona. Huelgas prolongadas. Y la Federación Anarquista Internacional, que contaba con la ayuda de los obreros más castigados, se mostró partidaria de mantenerlas contra la fuerza opresora de los patronos. Y, aunque mi forma de ser ha tendido siempre hacia la moderación, confieso que en esta ocasión me atraía mucho más la fuerza de los jóvenes libertarios.

En medio de aquel ambiente enrarecido, debo decir que me sentía como uno más de ellos, pues estaba convencido de que nuestras ideas, tan puras como utópicas, bien merecían la lucha para convertirlas en realidades. Todavía hoy, transcurrido tanto años, sigo reconociéndoles a los anarcosindicalistas la tenacidad admirable con la que se emplearon en momentos tan complicados. Empeño en el cual se perdieron muchas vidas. Ejemplos sangrientos los tuvimos en Casas Viejas: pueblo de la serranía gaditana, donde la brutalidad de un  oficial causó la muerte de más de una veintena de inocentes y de tres guardias. Acto salvaje, que le hizo mucho daño a la República.

Nota: este escrito puede verse en Blog de Manolo de la Torre y en Aires de Ceuta


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