Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

sábado, 9 de abril de 2016

F. Miaja: desaparece el Gobierno del Ayuntamiento

Dice Fructuoso Miaja: En los días anteriores al estado de guerra, el alcalde, Antonio López Sánchez Prado, se había quejado de la falta de medios con que contaba el Ayuntamiento para dar empleo a los quinientos obreros que estaban a punto de sumarse al mucho paro que ya había en la ciudad. Así que pidió insistentemente la ayuda de Madrid. Pero, aun así, tardaban en llegar más de lo previsto los dineros librados al efecto. El alcalde, disgustado por la tardanza, llegó a decir que entre el Gobierno y los ricos estaban dando pie a una situación tan lamentable.

Tras estas declaraciones volvió a la carga: Si seguimo así -dijo el alcalde-, créanme que nadie podrá evitar que el Ayuntamiento caiga en la bancarrota. Aunque luego daba a entender,  con sus palabras, que la bancarrota era ya una realidad. Por lo que no dudó en reunir a empresarios y obreros para ver de qué forma se podía salir adelante. Una reunión, que, según dijo la prensa, no dio el resultado apetecido.

Lejos estaba de pensar el alcalde lo que le iba a pasar en apenas unos días. Fue detenido y al frente del municipio quedó José Tejero; teniente coronel de ingenieros. Quien, nada más hacerse cargo de la alcaldía, destacó el buen comportamiento de los funcionarios y sobre todo de Alfredo Meca, el secretario. Hizo hincapié, en sus primeras declaraciones a los medios, en que la situación económica del Consistorio no era mala. Y aseguró que el déficit existente era como consecuencia de que se habían gastado partidas del presupuesto por adelantado.

José Tejero habló también de empleados que cobraban por medio de haberes no registrados en las susodichas partidas presupuestarias. Asimismo dio a conocer los despidos que se habían hecho. Y destacó sus muchos años de vida en la ciudad como prueba evidente de que haría todo cuanto estuviera en sus manos para que en ésta reinara la prosperidad. Enseguida procedió al nombramiento de una gestora.

Cayó Sánchez-Prado. Pero siguió resonando diariamente el grito de '¡Viva España y la República honrada!' Era el grito que se oía continuamente. Acompañado de autoridad y orden, por supuesto. Todo lo demás corría a cargo de los periodistas adictos a cuanto estaba ocurriendo. Destacando éstos como muy principal al glorioso Ejército español intregrado por hidalgos caballeros de las armas. Patriotas ciento por ciento y que supieron levantarse frente a un régimen que propiciaba la anarquía y el caos. Hablaban y escribían de una guerra para combatir los desmanes sociales. Y se arrogaban una autoridad legítima contra lo que ellos tachaban de autoridad adulterada y envenenada con pasiones partidistas, impuestas por Rusia.

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