El Madrid dio la impresión durante diez minutos más o menos de estar enseñoreado del campo. Se le anuló un gol a Cristiano y el Wolfsburgo parecía un equipo amilanado. Metidos en su campo, los jugadores alemanes dejaban hacer a los visitantes y éstos creyeron que todo el monte era orégano. Marcelo, a quien sus periodistas afines han dado en llamar un espíritu libre, jugaba a lo loco, como viene siendo ya su costumbre. Que no deja de ser sin orden ni concierto. Y Ramos y Pepe no se daban cuenta de la que se les venía encima por no tener referencias en los marcajes. Y lo que es peor: porque llevan ya mucho tiempo dando pruebas palpables de decadencia.
Todo comenzó con un penalti que bien pudo no indicarlo el árbitro italiano. Pero lo hizo. Y el gol le dio alas al conjunto alemán. A partir de ahí Vierinha, Bruno Henrique y, sobre todo, Drexler y Shürrel, se bastaron y se sobraron para poner una vez más al descubierto las vergüenzas defensivas del Madrid. Horrible partido de Danilo: incapaz de marcar encima a Drexder. Quien le armó un lío morrocotudo. Mientras que Shürrle llevaba por la calle de la amargura a Ramos y a Pepe. Ambos faltos de concentración y sin saber a qué atenerse. Daban grima.
Así, con repliegue intensivo, marcajes férreos y contraataques fulminantes, llegó el segundo gol alemán y hubo momentos en los que el Madrid parecía flotar en la nada. Fueron momentos donde el naufragio del equipo era evidente y sólo Bale mantenía el tipo. Pero Benzema era un cero a la izquierda y Cristiano daba la impresión de estar todavía celebrando el triunfo del Camp Nou. Kroos y Modric fueron a menos y arrastraron consigo a un Casemiro que principió el partido con hechuras de jugador grande.
Aún fue peor la segunda parte. El equipo de Zidane no daba pie con bola. Incluso se presentía que en cualquier contragolpe pudiera encajar un tercer gol. Ni Jesé, sustituto de Benzema por lesión de éste, ni Cristiano acertaban nunca. Y, para más inri, tanto Kroos como Modric, amén de dar muestras de fatiga, se olvidaron de que había que aprovechar el buen momento de Bale. Cómo sería el desastre que la entrada de Isco por Modric fue celebrada por quienes glosaban el partido. Lo mejor de Isco, lo único que hizo, es darle un buen pase a un Cristiano no aprovechado por éste. La entrada de James por Kroos fue testimonial.
Mal el Madrid, rematadamente mal. Y lo peor es que sus problemas en la defensa tienen cada vez menos solución. Ramos y Pepe andan desorientados. Sin sitio. Sin condición física. Y no hay mejor manera de combatir sus deficiencias que prescindiendo de delanteros de referencia. Dejarlos sin que tengan contrarios a los que marcar es la mejor acción para explotar sus fallos. Y qué decir de Marcelo: pues que juega como a él le da la gana. Y así no hay manera de que el Madrid funcione como debe.
A nadie debe extrañarle, pues, que el Wolfsburgo, con Drexler, Shürrle, y la ayuda de Bruno Henrique y Arnold, además de buen sentido táctico y disciplina en los marcajes, haya conseguido un resultado que le permita soñar con ganar la eliminatoria. Cierto es que en Madrid no le será tan fácil al equipo alemán. Pero tratará de aprovechar sus oportunidades. Sobre todo porque todos los equipos saben de sobra que Marcelo y Ramos fallan por su banda como una escopeta vieja. En suma, que el Madrid pega un petardo en Alemania.
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