El Celta es uno de mis equipos preferidos desde hace varias temporadas. Me agrada sobremanera su forma de jugar. La última vez que lo vi fue contra el Barcelona en el Camp Nou. Y el conjunto gallego jugó una primera parte sensacional, a pesar de las muchas bajas que tenía. El equipo de Eduardo Berizzo hizo un marcaje mixto; el cual consiste en marcar al hombre en jugada. Eso sí, en cuanto ésta finaliza los jugadores regresan a su demarcación. Es decir, los derechos a la derecha y los zurdos a la izquierda. Marcaje que ya se estila poco, por no decir casi nada, y que bien interpretado es muy rentable. En la segunda parte, quizá por cansancio o porque apareció Messi, los vigueses fueron goleados sin piedad.
En esta ocasión, los visitantes marcaban en zona. Tal vez debido al correctivo sufrido frente al Barça, no ha mucho. Pero, en cambio, contaban con Nolito y Orellana por las bandas. Jugadores tan buenos como capaces de convertirse en defensores cuando el Madrid atacaba. Así que los celtiñas poblaban el centro del campo con cinco futbolistas. De derecha a izquierda eran Orellana, Wass, Marcelo Díaz, Pablo Hernández y Nolito. Mientras Aspa distraía la atención de los centrales madridistas. El Celta tuteaba al Madrid y hasta lo superaba en ocasiones. Ante este planteamiento, el Madrid comenzó a titubear y tanto Casemiro como Kovacic se las veían y se las deseaban para realizar su trabajo.
Isco, como es habitual en él, apenas defendía por su lado y la banda izquierda del Madrid volvía a ser un coladero por el cual entraban los jugadores celestes como Pedro por su casa. Por más que Danilo tratraba de multiplicarse en sus funciones. Menos mal que Keylor Navas intervino con su acostumbrado acierto. Y es que la idea de Zidane era tan clara como errónea: mientras le permitía a Isco jugar a su aire, Lucas Vázquez, por la banda opuesta, estaba obligado a ser extremo para todo: ahora le echo una mano a Carvajal; ahora me uno a Casemiro, que puede terminar desfondado; ahora necesito ayudar en ataque a Cristiano y a Borja Mayoral. Trabajo a destajo de un chaval que está demostrando su valía.
Cuando parecía que el Celta tenía controlada la situación, y el público empezaba a rebullirse en sus asientos y el rumor del descontento iba aumentando, llegó el gol de Pepe: magnífico cabezazo en un córner ejecutado por Isco. Única acción destacable en el malagueño, después de haber estrellado un balón de gol en el pecho del guardameta Rubén Blanco. Llegó el descanso con victoria del Madrid. De haberse producido un empate, créanme, tengo la certeza de que nadie lo habría considerado injusto. Así que me acordé de lo reseñado en el primer párrafo. ¿Qué Celta veríamos en la segunda parte?
El Celta que vimos en la segunda parte fue ya una víctima propiciatoria para Cristiano Ronaldo. A quien los disparos le salían como obuses dirigidos a las esquinas de la portería de un joven cancerbero cuya cara era todo un poema. Las cámaras, siempre hurgando en la herida, nos acercaban a un Rubén Blanco con la mirada perdida y sin saber qué le estaba pasando. Cuando mayor era el entusiasmo de los aficionados por la exhibición de Ronaldo, llegó el gol de Aspa gracias a una pifia de Sergio Ramos. Y van... Pero el Madrid andaba ya desatado y todo le salía a pedir de boca.
Llegada la hora de los cambios, a José Antonio Camacho, glosador del partido, se le ocurrió opinar así: "Yo no creo que Zidane quite a Isco, ya que éste ha estado más entonado que en la primera parte y ha dado un pase de gol a Cristiano; yo apostaria, continúa hablando Camacho, por Mayoral o Lucas Vázquez". Por Mayoral, bueno... Pero relevar a LV hubiera sido, además de error, una injusticia. Pues Lucas Vázquez fue durante todo el partido el sostén del medio campo. En él, y creo que ya lo dije en verano, ha encontrado el Madrid un jugador veloz, fuerte, trabajador infatigable y con buen manejo de balón. Y, sobre todo -algo que no es moco de pavo-, actuando con una seguridad en el Bernabéu como si llevara jugando toda la vida en tan grande escenario. Tampoco conviene echar en saco roto el regreso de Bale...
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