Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

jueves, 10 de marzo de 2016

Huelga de barrenderos

La huelga es el único medio histórico por el que el trabajador muestra su absoluto descontento con lo que considera abusos empresariales. Harto estoy de oír, por parte de sindicalistas conocidos, que la huelga no es un capricho. Y hasta dicen que es comprensible que los empresarios no lo entiendan. Lo que no conciben tales dirigentes sindicales es que una huelga obrera encuentre la repulsa por parte de la clase obrera. Tampoco les cuadra que los huelguistas sean calificados de vándalos, o de matones tabernarios, por parte de la derecha exquisita y por quienes dicen ser demócratas de toda la vida. Y razón tienen. Pero...

Es lo que está ocurriendo en Málaga, en esa huelga de la basura, que se recrudece cada vez más a medida que se suceden los días. Y que, de seguir así, los dirigentes sindicales se verán precisados a preguntarse si acaso no están reivindicando un cielo anticipado. Lo digo, por más que yo prefiero estar con los obreros antes que con los alcabaleros, por el mero hecho de saber que entre las peticiones de los barrenderos hay una que exige que los puestos de trabajo sean hereditarios. Exigencia que no deja de ser despropositada.

Antes de ponerme a escribir, he visto en la televisión arder montones de contenedores en la Capital de la Costa del Sol.  Y cómo muchos vecinos denunciaban que la mierda les llegaba a un metro de distancia del piso en el cual viven. Y lo primero que he pensado, al margen de tan peligrosa e insalubre situación, es en la cantidad de personas que habrán suprimido su viaje a una tierra cuya principal industria es la llegada de forasteros. Y, sobre todo, en la ruina económica de los muchos empresarios autónomos. Un desastre, por no hablar de tragedia.

Por lo tanto, viendo cuanto viene aconteciendo en Málaga, desde hace nueve o diez días, me resulta imposible dejar de cavilar sobre la huelga que hay anunciada aquí. Cuyo comienzo sería dentro de ocho días. La cual, caso de producirse, hará que la Semana Santa sea un calvario de principio a fin. Y mucho me temo, tras haber leído las últimas declaraciones hechas por el consejero de Medio Ambiente y Sostenibilidad, Emilio Carreira, que el desencuentro entre partes implicadas no ofrece, de momento, el menor indicio de que puedan lograr acuerdos satisfactorios. Así, preveo que viviremos una situación en la cual se hará presente la inmundicia en las calles y con ella surgirán provocaciones y contradicciones por doquier. Mala cosa.

Se impone, pues, que todas las partes implicadas den pruebas evidentes de cordura y sentido común en la negociación. No en vano se están jugando la necesidad de impedir que esta Ciudad sea, durante días tan señalados, como son los que se avecinan, la comidilla de todos los telediarios nacionales. Así como evitar que nuestras basuras sean expuestas a cada paso. Y el mediador, por ser figura imprescindible en todas las desavenencias, bien haría, pensando en lo mejor para esta tierra, en aportar cuanto antes algo más que buenas palabras. Y, naturalmente, sería necesario que a nadie se le ocurriera reivindicar ningún cielo anticipado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenta mis escritos ,pero desde el respeto.

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.