Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

martes, 29 de marzo de 2016

F. Miaja: Proclamación de la República

En mi casa -dice Fructuoso Miaja- seguían con el mayor interés todo lo referente a las elecciones municipales de 1931. Los periódicos contaban la importancia que éstas tenían para la República. Estaban consideradas como una prueba decisiva para comprobar si la gente estaba a favor o en contra de la Monarquía. Mi familia deseaba el triunfo de los republicanos. Los huéspedes de mi casa decían que había llegado ya la hora de acabar con un sistema oligárquico y caciquil. Yo escuchaba atentamente las conversaciones. Incluso las que se mantenían en las oficinas del banco: en las que casi nadie pensaba que pudiera producirse el milagro que se obró aquel 14 de abril.

Se decía que nunca antes los ciudadanos, sin distinción de clase, se habían mostrado más interesados en unas elecciones. Éstas se habían entendido como la mejor manera de que republicanos y monárquicos supieran de qué manera pensaban los españoles. Era un plebiscito en toda regla. A mis 15 años, y por cuestiones que escapaban a mi entendimiento, yo ya me interesaba vivamente por los asuntos políticos. Tal vez me hice mayor por necesidad y mis pensamientos crecieron también esa dirección. Encontrando, todo hay quedecirlo, un terreno abonado... Pues España, en esos principios de los años 30, era un hervidero de movilizaciones e ideas asumidas para poner fin a una larga etapa de oprobios caciquiles.

De pronto la noticia corrió como un reguero de pólvora: la proclamación de la República se había hecho realidad. En Ceuta se tuvo conocimiento del hecho antes que en muchos otros sitios. Y fue debido a que el Jefe de Telégrafos gozaba de cierta amistad con un compañero de Eibar y éste, habiéndose aclamado allí el nuevo régimen, lo puso en conocimientos de Arines, que así se llamaba el jefe de Telégrafos de Ceuta. A propósito: Arines fue fusilado en cuanto las tropas rebeldes se hicieron dueñas de la plaza.

Aunque la memoria me va fallando a pasos agigantados, todavía me vale para recordar cómo se vivió aquel 14 de abril de 1931 en Ceuta. La calle Real estaba repleta de personas que cantaban, reían y se abrazaban. La gente bajaba al centro desde las afueras de la ciudad para vivir rebosante de entusiasmo un momento considerado decisivo para la vida de los españoles. La alegría reinaba por todos los sitios, y sobre todo en el Bar Hispania. En este local sonaba la música y se bailaba sin descanso. Los ceutíes entraban y salían del establecimiento dando vivas al nuevo régimen. Yo asistía embelesado a todo lo que me rodeaba. Y di, cómo no, muchos gritos de esperanza: ¡Viva la República...!

En medio de aquel ambiente extraordinario, tuve la certeza de haber crecido más en todos los aspectos. Me sentía más hombre y, por tanto, más capacitado para defender unas ideas que habían ido germinando en mi interior, sin apenas darme cuenta. En aquel gran día tomé la decisión de afiliarme cuanto antes a la Central Nacional del Trabajador. Lo que hice muy pronto. Aún estoy orgulloso de la decisión que tomé entonces.

Nota: este escrito puede verlo también en Blog de Manolo de la Torre o en Aires de Ceuta.

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