La última vez que hablé con Ramón Ruiz Lazo, mi querido amigo, fue tras la muerte de su mujer. Y, créanme, que no sé cuánto tiempo hace de ello. En cambio, sí tengo grabado a fuego en mi memoria lo mucho que ambos lloramos el óbito mientras él me contaba su dolor y cómo le resultaba imposible acceder a su vivienda.
Estabamos en la terraza de un bar en la calle Jáudenes y nos sorbíamos las lágrimas que nos costaba la charla que manteníamos. RR me dijo que había decidido irse a vivir a Marbella porque le resultaba imposible eludir los recuerdos en el piso con la mujer de su vida y madre de sus hijos. Entre los que esperaba encontrar consuelo a su dolor.
Conmovido por el llanto de Ramón Ruiz, y en cuanto pude sofocar el mío, le hablé como si mis palabras le fueran a servir de lenitivo. "Mira, amigo, no se puede vivir de recuerdos, aferrados a nuestras lamentaciones, sin esperanzas. Eso es algo que aprendí bien pronto y que me ha servido muchísimo en mi vida. Si hay que vivir, no tenemos más remedio que hacerlo con el coraje debido y día a día. Sin pensar a largo plazo. Hay que seguir adelante, aun cuando se esté cansado, agotado, carente de entusiasmo. Conviene tener confianza en la vida".
Mis palabras surtieron efecto momentáneo. Y fue entonces cuando me interesé por su salud. Y Ramón me respondió que iba tirando... Luego, con habilidad, le di un giro a la conversación y nos adentramos en el pasado de nuestras vidas hasta llegar al día en que nos conocimos.
De lo escrito entonces, sólo he hallado este párrafo: Ser amigo de Ramón Ruiz no me ha sido tarea fácil. Lo he conseguido hablando muchas veces con él. Así que ahora puedo presumir de nuestra amistad. Últimamente, hemos llorado la muerte de su esposa. Ramón es un gran tipo. Vestirse por los pies, aunque esté tenido por tópico, le sienta más que bien a mi amigo.
Pues bien, un amigo en común, abogado él, me ha notificado hoy la muerte de Ramón Ruiz Lazo. La cual desconocía. Y, curioso, estaba yo sentado en la misma mesa del establecimiento en la cual Ramón y yo lloramos a su mujer en su día. Descansa en paz, querido amigo
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