Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

martes, 23 de febrero de 2016

Pablo Iglesias es un cursi

Hoy, como cada martes, me doy un garbeo por el centro de la ciudad. Y, como siempre, acabo visitando los bares de la calle Jáudenes. En ellos suelo hallarme con conocidos cuya conversación me agrada sobremanera. Y dado que a ellos tampoco les desagrada mi parla, cuando nos damos cuenta de que llevamos cierto tiempo pegando la hebra, lo celebramos, a petición mía, con el siguiente brindis: Que los políticos dejen de meter la mano en la caja y que la clase media vuelva a reverdecer laureles.

La clase media está deseando que España cuente con un Gobierno capaz de hacerse notar para bien. Un Gobierno con crédito suficiente para que a los ciudadanos les entre el cuerpo en caja. Es decir, que vuelvan a recobrar la tranquilidad perdida por los desencuentros existentes entre partidos y, sobre todo, con las declaraciones de quienes presumen de progresistas y sin embargo se oponen a que los astilleros de Cádiz construyan barcos que pueden crear mil empleos.

Hablando de los progresistas, alguien me dice que en mis escritos se me nota mucho que los de Podemos no me caen bien. Acusación que busca una respuesta airada por mi parte. Y le respondo: ojalá Pablo Iglesias tenga la oportunidad de mandar y hacerlo de manera sobresaliente. Pero que a mí me da en las pituitarias que puede acabar como la Chata de Cái. O sea, pegando un petardo. Parecer que emito porque estoy en mi derecho.

Pablo Iglesias, a medida que pasan los días, se nos va revelando como persona  excesivamente protocolaria, y cursi en sus relaciones con los demás, por demasiado ceremonioso. Sí, créanme que sí. Y por más que él trate de combatir sus ñoñeces como si fuera un político convencido de que Lenin estaría orgulloso de él, no deja de ser un tipo más cumplido que un luto. Que un luto alicantino. Diría mi abuela, si viviera. 

El principal dirigente de Podemos cree saber más que los ratones coloraos; pero ese saber que se adjudica, debería valerle para percatarse cuanto antes de que si no llega a un acuerdo con los socialistas, su relevante posición política actual podría menguar hasta límites insospechados, en un abrir y cerrar de ojos, como para quedarse a la luna de Valencia. Y también como el gallo de Morón, sin plumas y cacareando.
















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