Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

domingo, 28 de febrero de 2016

Entrevistas y la defensa de Ramos a Cristiano

Siempre he dicho que las entrevistas a los entrenadores recién terminados los partidos deberían estar prohibidas. Sea cual fuere el resultado. Porque en ese momento, salvo que el técnico sea un iceberg, suele pronunciarse con el lógico sofocón causado por la derrota o la alegría de una victoria, revestida ésta de falsa moderación que se atisba a una legua y produce grima. Así que uno llega a la conclusión de no saber lo que es peor.

Y si ya las declaraciones de los entrenadores resultan tan monótonas como absurdas, qué decir de las que conceden los jugadores. No sólo por lo mal que se expresan -salvo excepciones-, sino porque nos someten a esa interjección de bueno, a principio de cada respuesta. Cierto es que la emisión de ese bueno, como nos recordaba el maestro Lázaro Carreter, ayuda a esa estrategia de pensar bien, durante unos segundos, antes de responder. Pero el bueno, usado como comodín, es una muletilla que destroza los tímpanos de cualquiera.

Los tímpanos sufrieron de lo lindo con las declaraciones de Cristiano Ronaldo tras la victoria del Atlético de Madrid en el Bernabéu. Sus palabras, dichas en caliente, de ahí su peligrosidad, no tuvieron desperdicio alguno. Su denuncia fue clara y rotunda. Por lo cual hasta los menos avispados pudimos interpretar perfectamente su rajada: A mí me gusta jugar junto a los mejores y los mejores no han estado hoy en el campo. Es decir, que sin Bale, Marcelo y Benzema, sustituido por lesión, sólo quedaba yo para ganarle al Atlético.

El único que puede manifestarse de tal guisa en el Madrid es Cristiano Ronaldo. Como también es el único capaz de despotricar contra un entrenador en un momento determinado para que sus palabras sean aprovechadas por el correveidile de turno y que éste informe al presidente -ese ser superior del que habla Butragueño- de que el fenómeno portugués no desea la continuidad del 'mister'. Y, créanme, que en un equipo de fútbol existe la figura del recadero como en cualquier empresa u organismo.

Recadero en el Madrid es Sergio Ramos. Por el mero hecho de ser capitán del equipo. Cargo que ocupa no sólo por antigüedad sino tal vez por ser un 'dechado de perfección cuando se expresa'. Pues bien, el capitán del Madrid, en cuanto le preguntaron acerca de las declaraciones de CR, no dudó en decirnos: "Si alguien conoce a Cris soy yo. Y no creo que haya querido achacarle nada a ningún compañero...".

La actitud de Sergio Ramos  carece de valor para mí. No me convence, vamos. Pues ha salido en defensa de Ronaldo por ser éste el jefe de todo el tinglado. Por no decir el puto amo. Que es expresión desagradable en extremo. De haber sido otro jugador -incluido Modric- quien se hubiera atrevido a largar así, yo no tengo la menor duda de que el capitán del Madrid habría pedido para él juicio sumarísimo del madridismo.

Ya lo hizo con Mourinho en su día. Y también con Rafa Benítez -precisamente cuando él Madrid empató en el Manzanares-, y a éste se le ocurrió recordar el despiste defensivo en el gol de los rojiblanco. Entonces, sintiéndose aludido por haber cometido fallos garrafales en ese encuentro, como fue un penalti absurdo que paró Keylor, descargó toda su ira contra su entrenador, tachándolo de haber sido culpable de no haber ganado el partido por echar el equipo hacia atrás.

Ah, Ramos debería someterse cuanto antes a un aprendizaje acelerado de cómo girarse en el césped. Pues lo sigue haciendo como los niños chicos; es decir, al revés. Y, claro, eso a su edad  y siendo una figura futbolística y capitán del Madrid, no es de recibo.




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