Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

lunes, 15 de febrero de 2016

Dos Españas

Larra y Machado hablaban de las dos Españas con una insistencia rayana en la tozudez; qué lejos estaban de pensar que llegaríamos a tener diecisiete. Y todo por callar bocas ante la necesidad de que Cataluña y El País Vasco recuperasen la autonomía que les había sido concedida poco antes de que los españoles de los años treinta decidieran dirimir sus desavenencias a muerte. Autonomías que perdieron durante la dictadura por haber participado en la guerra civil con los perdedores. Ahora bien, conviene recordar que Franco se encargó de favorecer a catalanes y a vascos por encima de los demás españoles.

El llamado 'Café para todos' fue una idea germinada en la mente de Adolfo Suárez cuando era Gobernador Civil de Segovia y soñaba ya con lo que llegó a ser: presidente de una España a la cual había que darle la vuelta como a un calcetín, mediante una jugada de alguien capaz de ser tan señor como truhán. De no haber sido así, si Suárez no hubiera sacado a relucir sus dotes de taumaturgo, tal vez la instauración de la democracia habría supuesto un coste indecible y del que aún estaríamos sufriendo sus secuelas. Por más que con el paso del tiempo se diga que las cosas se pudieron hacer mejor. Y es que a toro pasado...

Habiendo mencionado el nombre de Adolfo Suárez, no me queda más remedio que añorar en estos momentos la presencia de un personaje similar para que pusiera un mínimo de orden en la enrevesada y, por qué no decirlo, dramática situación que está viviendo la política española. Y es que las dos Españas han vuelto a salir a la palestra. De un lado hay una derecha empeñada en alardear de honestidad cuando de lo que se le acusa es de falta de honradez en muchos de sus cargos. De otro, resulta más que insufrible el modo de actuar de Pablo Iglesias. A quien le vendría bien, para bajarle los humos, sacarle una instantánea donde los fideos se le hayan quedado en los pelos de la barba con la cual presume de progresista.

Pablo Iglesias está en un tris de creerse que es Napoleón redivivo.Lo siento por las innumerables personas que han votado a Podemos. Tampoco Pedro Sánchez se salva de la quema. ¿Acaso el candidato designado por el Rey para formar gobierno creía que Iglesias iba a dar marcha atrás en cuanto a que se celebre el referendo sobre la independencia de Cataluña y de sus peticiones de cargos como si hubiera sido el ganador en las urnas? Ya se ha visto que no era así. Y, por tanto, hay que pensar que las ambiciones de Iglesias no serán aceptadas por los socialistas. Aunque todavía queda tiempo para las rectificaciones.

Entretanto, a Pablo Iglesias le vendría muy bien que alguien, con peso específico, se sentara a su vera y, con la moderación adecuada, le recordara (pese a su fama adquirida, aprovechándose del empobrecimiento de la clase media -por mor de la crisis económica-, y asimismo de la miseria en la que han caído los pobres) que produce al día un cuarto kilo de heces fecales, un litro de bilis, otro de jugo gástrico, litro y medio de orina, medio de sudor y unos centímetros cúbicos de esputos. Y, claro, seguramente se quedaría desilusionado y con las ínfulas por los suelos.


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