Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

lunes, 1 de febrero de 2016

Calle Real

El hermoso paseo de la calle Real, donde la cafetería no es sólo lugar para sentarse a tomar un café, una cerveza y charlar, sino también, además de un sitio en el cual podemos sentarnos a ver los transeúntes, la dulzura de la vida para evadirnos de los problemas diarios. Por todas partes la gente se alegra con pequeñas cosas y pasea. En pocos lugares se valora tanto la vida sencilla, el intercambio de impresiones disfrutando de una mañana soleada.

Gozando de la mañana -con más traza de primavera que invernal- está ella en la terraza de una cafetería enfrente de la plaza de los Reyes. Ella es una mujer que a los cincuenta años conserva la lozanía de una muchacha de veinte. Un milagro de la naturaleza. Antes de acercarme a saludarla, tras haberla echado de menos unos meses, pienso que la señora está para mojar pan y rebañar el plato con los dedos.

Aunque, conociéndola como la conozco, me guardo muy bien de lisonjearla. Pues me consta que desprecia los elogios que a su hermosura tributan cuantos la ven. Tal vez sea, porque, al margen de ser guapa y de exquisitos modales, mi amiga nunca abre la boca para decir sandeces. A mí, créanme, esta mujer, a quien aprecio de veras, suele cohibirme hasta que consigo calentar motores.

Tras los saludos de rigor, y ser invitado por ella a café, sale a relucir la falta de trabajo en España. Y me dice que estar sin trabajo en España es un mal asunto, pero quedarse desamparada en otro país es mucho peor. Por lo que deduzco que mi amiga ha estado en el extranjero unos meses. Y no sería la primera vez que lo hace. Ya que habla idiomas con suma facilidad.

Se me ocurre preguntarle sobre la corrupción que no cesa. Pues me consta que está al cabo de la calle para opinar al respecto. Y, como siempre, su respuesta es brillante: "A veces pienso que Darwin se equivocó y que en realidad el hombre desciende del cerdo, porque en ocho de cada diez homínidos hay un chorizo esperando a ser descubierto".

Qué otra cosa podía hacer, ante su argumento, sino decirle ¡ole, ole y ole!... Arriésgándome, cómo no, a que mi amiga me mandara donde el viento da la vuelta. Todavía más lejos que 'en los chirlos mirlos'. Pero ella, quizá porque el sol radiante la tenía sedada de placer, prefirió morderse la lengua lo justo para inquirirme a renglón seguido si escribir diariamente no resulta una carga muy pesada.

En principio, querida amiga, uno sabe a lo que se expone cuando escribe en una ciudad pequeña, pero hacerlo diariamente sería una maldición si no hubiera lectores. Los lectores son los que nos mantienen a quienes solemos escribir tanto o más que Alonso Fernández de Madrigal, más conocido como "el Tostado" o "el Abulense".


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