Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

sábado, 23 de enero de 2016

Miscelánea

Sobremesa. Se habla del momento político que estamos viviendo y, claro, sale a relucir la última jugada de Mariano Rajoy alegando que sería un fraude y una falta de respeto ir a perder el debate de investidura. Y hay quien toma la palabra para poner al presidente en los cuernos de la luna. Es decir, que no se corta lo más mínimo en destacar su aplomo y su sosiego en momentos cruciales. Así como saber encararse a las horas adversas con una serenidad absoluta, sin aspavientos ni histerismos. Dignamente. El elogiador de Rajoy recibe inmediatamente una respuesta revestida de ironía por parte de otro comensal: Mariano Rajoy es un gran político, no me cabe la menor duda, y un gran hombre, por supuesto que sí, ya que ha conseguido enseñar a muchos españoles como vivir sin comer.

Llego a mi casa y me da por repasar mis notas correspondientes a los meses de enero y lo primero que se me viene a la vista es un apunte sobre Manuel Delgado Villegas y de cuya detención se acaban de cumplir cuarenta y cuatro años. Les estoy hablando, por si no lo saben, de El Arropiero. Sobrenombre del mayor asesino de la historia criminal española. Detención que fue posible tras la muerte de Antonia Rodríguez Relinque, natural de El Puerto de Santa María, y con la que se le veía cada día.

Manuel Delgado colocaba su canasto de arropías en el trípode y se ponía a jugar a la pelota con los niños de la calle Espelete. Mi calle. Y allí se lo pasaba bomba entre los críos. Incluso los invitaba a arropías. En aquel tiempo, yo luchaba lo indecible por evitar el descenso de categoría del Portuense: equipo de fútbol de mi ciudad.  Y El Arropiero me preguntaba, cada vez que me veía, si me sería posible lograr lo que parecía un milagro deportivo. Jamás pude yo imaginar que Manuel Delgado Villegas, 'El Arropiero', a pesar de sus rarezas visibles, pudiera ser lo que era...

Transcribo literalmente lo escrito por un intelectual en los años veinte del siglo pasado, por si ustedes creen que su disertación sigue gozando de actualidad:

Hoy el deber de todo hombre que sea hombre, que sepa ser ciudadano -y esto es saber y lo demás abyección y cuquería-, es acabar con el desorden de la corrupción, con la mentira del poder por sistema. No hay régimen antiguo ni moderno. No hay monarquía ni república, se trata de optar entre la civilización y la barbarie. Forjemos ideales nuevos y unámonos para hacer algo colectivo dentro de una vida digna y libre.

A estas palabras sólo creo deba añadir que hoy tenemos que unirnos para exigir justicia y para encauzar a los culpables de la deshonra de España. Para hacer que se garantice la reclusión de los ladrones y la devolución de lo robado. Lo más importante es que en nuestra pobre España se aclaren y clarifiquen y vuelva a reinar en ella la justicia, la libertad de la verdad y el derecho a fiscalizar y acusar, exponiéndose, ¡claro!, a lo que ello trae consigo si se acusa sin pruebas.


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