Blog de Manolo de la Torre
Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.
domingo, 13 de diciembre de 2015
El entrenador del Madrid pegó un petardo
Hizo el Villareal una primera parte sensacional. Jugó con un medio campo compuesto por Bruno y Trigueros por el centro y con dos extremos, Denis Suárez y Jonathan, acompañándoles por los costados. Los cuatros se vieron ayudados en ataque por dos delanteros centros, Bukambu y Soldado, cuya misión consistía en alejarse de los centrales del Madrid y así llegar al área con el balón controlado. Tarea que les era posible porque ni Pepe ni Ramos se atrevían a seguirlos. Mediante un sistema tan sencillo pero bien llevado a la práctica por los jugadores amarillos, el Madrid estuvo entre las cuerdas durante mucho tiempo de la primera parte. Marcó su gol Soldado. Y Bukambu pudo hacer otro, pero marró el disparo.
Rafa Benítez. Me atrevo a decir que hoy ha sido la peor actuación que ha tenido hasta ahora como entrenador del Madrid. Peor aún que contra el Barcelona. Que ya es decir. A mí me gustaría preguntarle cómo es posible que dejara pasar los minutos sin poner orden en su equipo para atajar el buen juego del Villarreal. Cualquier entrenador de medio pelo, en su lugar, habría impedido las acciones de Soldado y Bukambu en un santiamén. Obligando a sus centrales a dar un paso hacia adelante. A partir de ahora, cuando a mí me hablen de cómo Benítez exige disciplina en los marcajes, no tendré más remedio que reírme a mandíbula batiente.
Modric. No fue capaz de imponer su ley en la zona medular como es habitual en él. Lo invalidaron entre Bruno y Trigueros. Lo acosaron de tal modo que suya fue la pérdida del balón que propició la jugada que acabó en gol. Bien es cierto que tampoco recibió ayuda alguna de Casemiro. Perdido entre una maraña de jugadores amarillos y que sólo le permitieron cambiar el balón de orientación en varias ocasiones y sin consecuencias favorables para los suyos. James, que no tiene buena prensa, fue el único que trató de poner orden aunque sin provecho. Y, claro, se fue diluyendo.
Cristiano, Bale y Benzema, cuando los jugadores del Villarreal eran dueños del juego y del marcador, no fueron capaces de echar una mano a sus compañeros. Sino que decidieron quedarse de palomeros a ver si les caía el balón en condiciones para hacer gol. La desidia de ellos, y la mala situación adoptada en el campo por Ramos y Pepe, defendiendo casi debajo de la portería, nos permitieron ver a un equipo sin orden ni concierto.
La segunda parte, debido a que cundió el cansancio entre algunos jugadores locales, caso de Soldado, Bukambu, Denis Suárez y Jonathan, entre otros, el Madrid se hizo dueño del balón y durante muchos minutos mereció obtener el empate. Si bien las prisas, que nunca son buenas para nada, lo impidieron. Así que una derrota más del Madrid, cuando más falta le hacía, y lo que es peor: su entrenador está dando muestras evidentes de que no sabe tomar medidas para cambiar el curso de un partido. Y eso es lo más grave. Eso y la pésima impresión dada por el equipo durante muchos minutos.
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