Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

sábado, 7 de noviembre de 2015

Una señora sexy y con labia

Hace dos años -lo recuerdo perfectamente, como también que era martes de un incipiente otoño-, estaba yo en una terraza de la calle Jaudenes, cuando ella se acercó a nosotros. Amiga de mi conocido, según pude comprobar, la mujer, tras los saludos de rigor, decidió conversar. Guapa y de exquisitos modales, decía además cosas muy interesantes.

Tras despedirse de nosotros, lo primero que hice, atraído por su físico y por su labia, fue preguntar por ella. Y mi interlocutor me dijo que se la habían presentado hacía un año en un acto en el cual había políticos y empresarios. La cosa terminó en cena y en larga sobremesa.

¿Qué más me puedes decir de ella? Indiscreción que me permití dada la campechanía de la persona que tomaba el aperitivo conmigo. Y ésta, tras unos segundos titubeando, me habló de la señora que me había causado tan buena impresión.

-Vive en Sevilla, y trabaja en una empresa que factura muy bien. Y su jefe, aprovechando que es una señora que 'frisa en los cuarenta' pero que aún conserva la lozanía de una muchacha de veinte, le da libertad más que suficiente para conectar con personas de dinero o poder. Y si es posible con las dos cosas. Así que ella, experta ya en ese quehacer, tantea el terreno y luego informa...

Como reclamo da la talla sobradamente, le dije a mi interlocutor. Así que no me extraña que sus informes sean tan válidos como apreciados por sus superiores. Pues me he fijado y tiene una cintura tan breve como la corona de Carlomagno y unas caderas de las que olvidarse cuesta lo indecible. Y qué decir de sus andares. Ah, sus andares...

Fue hablar de andares de mujer, y mi compañero de cháchara no dudó en darme todo un curso adecuado al respecto:

"Los andares lo son todo en la mujer, estimado Manolo. Lo más importante es un paso seguro; presumiendo, claro es, con una expresión de desafío. La mujer jamás debe llevar la cabeza gacha, ni los hombros caídos, porque evidencia que está enfadada o bien que es desgarbada. Ha de moverse a buen paso, con la cabeza alta, mirando a su alrededor. Y así, créeme, pasa lo que pasa...: que a nosotros se nos cae la baba viéndola tan sexy".

Pues bien, el pasado jueves, la señora de marras llamó mi atención cuando yo paseaba por la calle de Camoens, y me saludó como si fuésemos amigos de verdad. Nos sentamos en la terraza de una cafetería cercana y pronto me percaté de que se había informado de ciertas andanzas mías. Y, sobre todo, me di cuenta de cómo dos años después, de haberla visto por primera vez, seguía siendo sexy. Arrebatadamente sexy.

Mi conversación debió gustarle... Puesto que en un momento determinado me puso al tanto de ciertos hechos que siempre se suelen quedar impresos en la la alacena de la memoria. Por si acaso... La vida es muy dura y nunca se sabe. Y es que hay hombres que, ante mujeres como la sevillana, dejan huellas por doquier.






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