Ayer coincidí con varios conocidos, muy cerca del Hotel Tryp, y nos pusimos a pegar la hebra. Se habló de todo un poco, pero especialmente de fútbol. Hubo quien me dijo que se me notaba mucho que Isco no es santo de mi devoción. Y no tuve el menor inconveniente en argumentar el porqué de mis criticas al jugador del Madrid. Pero no hubo manera de convencer a mi interlocutor. En realidad, tampoco deseaba yo persuadirlo de que el jugador malagueño tiene el favor de la prensa.
Otro de los temas tratados fue el de los comentaristas y glosadores de loas partidos televisados. Y a mí se me ocurrió opinar sobre quienes cubrieron el partido Madrid-París Saint Germain en Antena 3. Y dije que todos ellos habían estado peor que la Chata de Cái. Parece mentira que Guti, que a mí me sigue cayendo la mar de bien, no supiera contarnos lo que estaba ocurriendo en el partido. Cuáles eran los causas por las que el Madrid estaba perdido y, por tanto, a merced del equipo parisino. Sólo sabía decirnos que el conjunto blanco tenía que ir hacia arriba, no quedarse atrás. Es decir, arrinconado en su campo. ¡Qué pesadez de hombre!
En un corrillo en el cual se charle de fútbol es imposible que no salga a relucir el rendimiento de Cristiano Ronaldo. Presté suma atención a todos los pareceres que se emitieron al respecto. Incluso me hice rogar cuando me pidieron el mío. Porque de ese asunto hace ya mucho tiempo que escribí. Y los resultados están a la vista. Los problemas de Cristiano con Mourinho surgieron cuando éste lo obligaba a jugar como extremo, pidiéndole además trabajo defensivo, cuando las circunstancias lo requerían. Tarea que no le hacía gracia alguna al jugador. Arrancando desde esa posición los rivales tenían muchísimas dificultades para controlarlo. Carlo Ancelotti, sin embargo, cedió a los caprichos de CR, permitiéndole deambular a su aire por el centro del ataque. Y sus marcadores lo tienen más fácil. Seguirá marcando goles, pero su fútbol seguirá sufriendo menoscabo. Lo cual redundará en contra de su equipo.
Se habló del buen momento que está atravesando Marcelo. Por lo que es de justicia destacar la gran temporada que viene realizando. Ahora bien, el problema del Madrid es que carece de otro lateral zurdo y de un central que maneje también la pierna izquierda. Por razones obvias: la lesión de Marcelo obliga a que Nacho deba actuar en una posición en la que se encuentra incómodo. A pesar de que su entusiasmo y su aplicación, haciendo sólo lo que sabe y no metiéndose en camisa de once varas, le permiten salir airoso de su cometido. En lo tocante al central, Sergio Ramos no es capaz de sacar el balón jugado desde atrás, si no es mediante cambios de orientación tan seguidos como a veces improcedentes. Y, naturalmente, sus errores, calificados a veces de infantiles, son debidos a que tiene un lado ciego: el izquierdo.
No podía faltar un intercambio de impresiones acerca de los sistemas tácticos con los que viene jugando el Madrid, máxime ahora que padece la ausencia de varias figuras, y no dudé en ponerme de parte del 4-.4-2; siempre y cuando en las bandas actúen dos extremos veloces, trabajadores y capaces de impedir toda penetración de los contrarios por los lados. Y recordé, claro está, lo que escribí durante la gira veraniega: con Lucas Vázquez y Cheryshev, Benítez se puede permitir el lujo de ganar el medio campo. Cierto es que el problema radica en que hay figuras a las que se les debe encontrar sitio.
A medida que la conversación iba tomando vuelo, uno de los participantes se dejó caer con la siguiente pregunta, capciosa en extremo, sobre todo sabiendo lo que yo he pensado, durante muchos años, de Iker Casillas.
-¿Cómo es posible que al Madrid le estén haciendo más ocasiones de gol que nunca y, sin embargo, Keylor Navas apenas recibe goles?
Reconozco que el contertulio me puso la respuesta a huevo: "Porque Keylor Navas es mejor portero que Casillas".
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