Entre los años 1900 y 1936 perdió Andalucía una gran ocasión de elevar el habla regional a la categoría de lengua escrita literaria, como lo son otras hablas peninsulares. En esos días contábamos con un gran número de escritores de gran valía y resonancia internacional, quienes, desgraciadamente, conviene reconocerlo, se avergonzaron de su lengua andaluza. Así que los andaluces dejamos de tener, entre otras muchas cosas, una lengua vernácula.
A mí me sigue cautivando la lectura de El Polémico Dialecto Andaluz. Así que en cuanto tengo la oportunidad, me enfrasco en su lectura. Tampoco desdeño adentrarme en el diccionario de vocabulario. Y sobre todo disfruto de lo lindo repasando las locuciones y frases hechas de todas las provincias andaluzas. Muchas de ellas, recuerdo haberlas oído ya en mi niñez, en tanto otras las fui descubriendo con el paso del tiempo y el debido interés.
A veces, claro que sí, me he valido de algunas locuciones para ilustrar mis escritos, pero nunca he sido un abusón al respecto. Por lo que me cabe decir, inmediatamente, que la de hoy es la segunda vez que aparece en escena. Se trata de "Sus, que le crujen las rodillas". También se dice "guarda, guarda, que le suenan las choquezuelas".
"Sus, que le crujen las rodillas" fue pronunciada por la Vieja del Candilejo, cuando desde su ventanuco vio cómo dos caballeros se batían y uno de ellos mataba a su rival, y cuando el hijo de la vieja quiso salir a recoger el candil que se le había caído a su madre, y a identificar al matador, la vieja le advirtió que no lo hiciera, porque a quien le crujían las choquezuelas al andar, según sabía toda Sevilla, era al propio Rey don Pedro I. La frase se sigue usando en Sevilla para advertir a alguien que no se meta en pleitos con un poderoso, porque puede salir malparado. Es paralela en significación a otras como "con la Inquisición, chitón, o "con hermandad o cofradía no te metas en porfía".
La primera vez que cimenté una columna con semejante locución, recuerdo que acabé diciendo que era Juan Vivas a quien le crujían las choquezuelas en esta ciudad. Demostración palpable de su poder; poder casi omnímodo y que viene manteniendo de tiempo inmemorial. Y a lo mejor hasta dije -pues mi memoria ya no me permite asegurarlo-: "Pobre de quien se atreva a llevarle la contraria a nuestro alcalde". De lo cual uno cree saber algo. Yo creo saber algo.
Pues bien, desde entonces, esto es, desde que yo hice el comentario reseñado, ha ido cobrando nuevo vigor un personaje cuya forma de actuar está encaminada, a lo que se ve, a que se diga de él: "Sus, que le crujen las rodillas". O "guarda, guarda, que le suenan las choquezuelas". Bien visto el asunto, uno cree a pie juntillas, que lo que está tratando este personaje es situarse a la altura del rey de la ciudad. Así que mucho me temo que éste -Vivas-, quien goza de poder omnímodo, en cuanto tenga la menor ocasión, le hará un mal de ojo...
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