No me gusta escribir de un partido cuando han transcurrido tantas horas desde su celebración. Pero me fue imposible hacerlo del Madrid-Galatasaray, ayer, porque había otro hecho que me merecía más interés. Al grano: fue el peor partido jugado por el Madrid en la pretemporada. Y no caben excusas de ningún tipo.
El equipo turco, compuesto por algunos buenos jugadores venidos a menos, casos de Sneijder y Podolski, se adueño del balón y puso al descubierto las carencias del Madrid en el medio campo. Modric y Kroos no podían con la tarea de cortar y jugar. Anduvieron los dos faltos de sitio y lo que es peor todavía: sin saber cómo salir airosos ante un rival de los considerados de segunda fila en Europa.
A Modric y a Kroos les debe sentar como una patada en los adminículos tener que aguantar que sea Isco quien actúe por delante de ellos y abusando de las exquisiteces (!) que levantan a narradores y comentaristas de sus asientos y les hacen proclamar que nunca jamás han visto tanta genialidad en un terreno de juego. Vivir para ver.
Lo de Isco es lo siguiente: un regate por aquí, una conducción zigzagueante por allá, una finta en tierra de nadie, una pérdida de balón en zona peligrosa, y el mismo disparo de siempre porque su pierna izquierda sólo le vale para apoyarse. De correr, poco... No vaya a ser que el muchacho pueda herniarse. Y cuando se esfuerza lo más mínimo, es decir, apenas nada, sus glosadores gritan a voz en cuello: ¡Hay que ver cómo ha aprendido este chaval a sacrificarse! Yo he llegado a la conclusión de que ya no existe el sentido del ridículo.
Sergio Ramos ni está ni se le espera. Anda sumido en un bache del que le va a costar lo indecible salir. Y todo porque el muchacho tiene más tonterías que un mueble bar. Sí, claro que sí; son las tonterías que ha ido acumulando en Madrid a la vera de personajes que le han convencido de que pasará a la historia como el más grande zaguero del mundo. Y a partir de ahí comenzó a deslizarse por la ladera conducente a la sima de los despropósitos.
Otro que ha perdido el sitio es Cristiano Ronaldo. A mí me gustaría saber a qué vienen esas risas y esos gestos extravagantes, cada vez que yerra. Y, sobre todo, me encantaría preguntarle a Benítez qué papel desempeña el astro portugués en el equipo. Y, de paso, aprovecharía la ocasión para conocer de primera mano qué motivos existen para que Bale no juegue por el lado izquierdo.
A mí me agradó el Madrid en algunos partidos de este verano jugando un 4-4-2. Hasta el punto de confesar que su plantilla me parecía ser la mejor de los últimos años. Y que el gran problema estaba en saber si Rafa Benítez iba a ser capaz de superar el problema que se le achaca al asno de Buridán... Y para quien no lo sepa, les diré que ilustra la miseria que acecha a los indecisos. Las indecisiones en el Madrid suelen pagarse muy caras.
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