A punto estaba de escribir de él, cuando se produjo el escándalo de las Viviendas de Loma Colmenar, y, como no podía ser de otra manera, decidí darle prioridad a los problemas que Antonio López le había causado al gobierno local, aireando una lista de adjudicatarios de tales pisos.
El 'caso Loma Colmenar' surgió a finales de junio y Francisco Márquez aún no había sido nombrado portavoz del Ministerio del Interior del Partido Popular en el Congreso. Así que, tras haberle mencionado pocos días antes como posible delegado del Gobierno en Ceuta, me olvidé del diputado. Así que ya me tocaba dedicarle este espacio.
De Márquez de la Rubia, Francisco él, yo he dicho siempre que está llamado a ser alcalde de esta ciudad. Y, tal vez por ese motivo, no quiso sustituir a Francisco Antonio González como delegado del Gobierno. Por cierto, antes de que se me olvide, Márquez y Pacoantonio mantuvieron muy buenas relaciones durante años. Y hasta me atrevo a decir que el primero influyó decisivamente en el nombramiento del segundo como delegado.
Decir que Francisco Márquez es inteligente, resulta una obviedad; pero a pesar de ello conviene recordarlo. Y, dado que suele pensar bien, quizá ha asumido como suya la cita de Iñaqui Anasagasti: "En política, lo verdaderamente importante cabe en la punta de una servilleta". Aunque ese poco hay que procurar hacerlo bien. Y, desde luego, tener la misma mala leche que se le atribuye al político vasco.
Sea como fuere, y que cada quisque piense lo que realmente le dé la gana, lo que no se le puede negar a FM, y olé, es lo bien que ha sabido ganarse la voluntad de quienes rigen los destinos de su partido. En rigor, no ha perdido el tiempo por más que sus enemigos en Ceuta, que los tiene en cantidad, siempre recuerden de él esa escena saliendo del Congreso, alocadamente, para disfrutar cuanto antes del ocio en la Costa del Sol.
Últimamente, Paco, hipocorístico con el que se dirigen a él los contertulios de la "Sexta Noche", anda que se sale. Aparece en la televisión, moreno, bien vestido, siempre sonriente, y dando envidia y un poco de tiritera de ver cómo se quiere comer el mundo. Y uno, que está ya de vuelta de muchas cosas, cavila y no tiene el menor inconveniente en airear lo cavilado: ¡cuánta envidia está generando Francisco Márquez de la Rubia en los políticos locales! "¿De su partido, dice usted?...". Mayormente.
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