Siendo alcalde Ricardo Muñoz, en los albores de los años ochenta, se armó la marimorena porque la concesión de la limpieza viaria le fue adjudicada a Ciudad Limpia, en perjuicio de Ingeniería Urbana S.A. A partir de ese momento, se vivieron escenas esperpénticas. Todo comenzó cuando fue suspendido un pleno en el cual la oposición iba a impugnar la contratación de la empresa de marras, debido a que el alcalde se había ausentado de la ciudad durante cierto tiempo para ejercer como miembro de un jurado encargado de elegir a la Maja internacional en Puerto Rico.
Inmediatamente, Francisco Fráiz, diputado nacional del PSOE, hizo unas declaraciones en las que aseguraba que se habían comprado voluntades de algunos concejales independientes. Y además de poner como chupa de dómine al alcalde, se jactaba de estar a punto de recibir unas cintas en las que conversaban corruptos y corruptores participantes en la contratación de Ciudad Limpia. Fráiz no dejó títere con cabeza. Durante muchos días no se habló de otra cosa en Ceuta.
Ciudad Limpia tenía un delegado que, en cuanto se ponía a gustito, y a fe que lo hacía a menudo, sacaba la lengua a pasear. Así que una vez aireó que tenía una cita en los bajos del Hotel La Muralla con un político para ajustar cuentas... Y, claro, Jesús Cordero y quien suscribe nos presentamos en el sitio y allí cogimos al delegado acordando cantidades económicas sobre la basura con un político que no cesaba de dar lecciones de moral y honradez. Lo ocurrido fue apoteósico: ya que el político salió corriendo ante el estupor del delegado y el cachondeo de mi querido JC y mío.
Las concesiones de la basura han sido siempre motivos de habladurías y problemas. Por cierto, Ciudad Limpia dejó de cobrar durante una época, por quererlo así un concejal de Hacienda, y luego se le tuvo que pagar con creces a la concesionaria de la limpieza viaria. La historia es tan bien conocida como para que no haya necesidad de repetirla detalladamente.
El nivel de la limpieza, durante años, ha sido muy alto en casi todas las ciudades y pueblos de España. Hasta que llegó la crisis económica. Desde entonces las ciudades estarán todo lo limpia que éstas puedan pagar. Y no hay más cera que la que arde. Tras los problemas habidos en esta tierra con Urbaser, nunca aclarados, Trace obtuvo la concesión de la limpieza viaria. Quizá apostando a la baja. Y, lógicamente, pronto se remedió semejante desliz. Ahora, sin embargo, parece ser que se está poniendo en duda el buen hacer de Trace. Precisamente en época veraniega, donde el número de empleados son menos debido a las vacaciones, alguien ha cundido que la ciudad está sucia. O menos limpia que nunca.
No sabemos si el Ayuntamiento obliga por contrato a que la empresa tenga un número mínimo de empleados en todas las estaciones del año. De cualquier manera, me parece a mí que en este asunto hay alguien que está jugando sucio. Por intereses... Quizá porque Trace no se muestra espléndida... Mucho me temo que detrás de todo este lío se eche de menos a Urbaser. En fin, la empresa Trace es merecedora de mejor trato. El mismo que ella parece ser que le dispensa a sus empleados. Según he podido comprobar.
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