Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

sábado, 25 de julio de 2015

Pésima actuación de Casillas en Alemania

Cuando don Juan de Borbón vivía en Portugal, en los años cuarenta del siglo pasado, teniendo como consejero a Pedro Sainz Rodríguez,  éste decía "que la visita de los españoles a Portugal tenía casi siempre un significado político. Además, todos los que iban estaban muy vigilados y la policía hacía listas de cuantos pasaban la frontera. Él sólo hecho de haber estado conmigo y haber almorzado juntos, le valió a Dámaso Alonso una detención policiaca cuando regresó a España, y bien sabe Dios que Dámaso y yo, aquel día, no hicimos más que comer, beber y conversar sobre temas literarios".

Portugal acogió siempre muy bien a los españoles. En España, sin embargo, siempre hemos mirado a nuestros vecinos por encima del hombro. Oporto, la segunda ciudad en importancia tras Lisboa, ha sido el destino de Iker Casillas: cuya salida del Madrid sigue llorando media España, lo de siempre, en tanto y cuanto la otra media ha visto, por fin, cumplidos sus deseos.

Esa media España, o sea, la que estaba deseando que se dejara de idolatrar a un portero de andar por casa, se quedó petrificada cuando la 1 de Televisión Española anunció que iba a emitir un partido amistoso entre el Borussia Mönchengladbach y el Oporto. Por el mero hecho de que el entrenador del equipo portugués, Julen Lopetegui, había anunciado que Casillas iba a jugar desde el principio del encuentro y porque en ese equipo actúan otros futbolistas españoles.

Los directivos de nuestra primera televisión pública decidieron, de prisa y corriendo, decirnos que el espectáculo estaba asegurado. Y se frotaban las manos porque estaban seguros de que el muchacho de Móstoles iba a demostrar, frente al Gladbach, que seguía siendo el mejor guardameta del mundo. Guardameta despedido ignominiosamente por Florentino Pérez, malvado reconocido, según dicen los casillistas.

A las siete de la tarde del viernes pasado quien escribe abandonó todos sus quehaceres y se sentó en la salita de estar ante el televisor, dispuesto a comprobar si Lopetegui, entrenador del equipo portugués y valedor de Casillas, había conseguido en pocos días el milagro deseado por los que siguen convencidos de que Iker puede continuar jugando muchos años cual figura indiscutible del fútbol mundial. Y créanme que pasé un  mal rato...

Me produjo una tristeza infinita comprobar, aunque Casillas nunca ha sido santo de mi devoción como portero, cómo deportista tan laureado en España causaba tan penosa impresión en tierras alemanas. Le marcaron dos goles irrisorios. Fueron dos pifias clamorosas. Mientras que el narrador del partido, cuyo nombre no recuerdo, pero defensor a ultranza de El Santo, procuraba por todos los medios que Juan Esnáider, glosador del encuentro, defendiera a su protegido. Esnáider salió del trance de manera airosa.

Dejar en paz a Iker Casillas es lo mejor que podrían hacer sus acérrimos defensores en los medios. Ya que el portero está necesitado de tranquilidad para poder trabajar duramente en el Oporto. Con el fin de recuperar su condición física y la confianza en su más que posible última etapa como jugador de primer nivel. De no ser así, mucho me temo que vuelvan a repetirse las miradas reprobables de sus compañeros de equipo, ante otra pésima actuación. La que tuvo Casillas frente al Glabach.

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