La pitada durante la interpretación del himno en la final de la Copa del Rey, hecho detestable, ha obrado el milagro, desde entonces acá, de que se hable menos de la crisis de los políticos, crisis del desgaste y de la corrupción, cuando todos los partidos se aprestan a ver de qué manera acuerdan pactos con el fin de formar gobiernos en autonomías y municipios contra los populares.
Mientras tanto, los dirigentes del Partido Popular dicen que su crisis viene alimentada por el alarmismo y la maledicencia de ciertas televisiones. Y hasta Mariano Rajoy se ha expresado con contundencia al respecto: "Nuestros malos resultados electorales se han debido al "martilleo constante" de los informativos con los casos de corrupción.
A Mariano Rajoy se le olvidó decir lo de Cría cuervos... Y es que para cualquier político la prensa siempre es perversa, incluso para el que triunfa. Frase que se le atribuye a Leopoldo Calvo Sotelo. Pero tampoco es menos cierto que los dirigentes populares han de reconocer sus errores y, sobre todo, la desgracia que supone el que haya innumerables españoles que se han quedado sin trabajo y sin posibilidades de obtenerlo. Con edades comprendidas entre cuarenta y cincuenta años. Auténtica tragedia en todos los sentidos.
Semejante situación, ha hecho posible que cunda el pánico de los parados entre quienes se han percatado de que, por más que aprendan de todo y a ritmo forzado y presenten historias laborales, nadie les hace el menor caso. Así, más allá de la inquietud material, el hombre privado de trabajo experimenta una angustia existencial. Y se pasa los días culpando a todo el mundo de la situación en la cual vive. Y, desde luego, opta por odiar a los miembros del gobierno reinante y a los políticos en general. Y luego vota contra ellos. Es lo que le ha ocurrido al PP.
Por lo tanto, a nadie debería extrañarle que corrupción, privilegios, falta de trabajo, pobreza..., sirvan para que vuelvan a germinar las ideas comunistas por todos los sitios. Y sería una tragedia que en España hubiera un retorno a las viejas ideas del comunismo, de la utopía y de cuanto está detrás del populismo, que es el gran enemigo de la libertad.
En rigor, lo importante en estos momentos es tratar de salir airosos de las crisis existentes, admitiendo además los políticos los errores cometidos y, por supuesto, pidiendo perdón por la responsabilidad moral de cuanto ha ocurrido, y que a diferencia de la responsabilidad jurídica no es una institución sino una figura subjetiva. Sería conveniente que los políticos leyeran a Kant para aliviar la conciencia. Lo cual no me parece mucho pedir.
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