Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

miércoles, 10 de junio de 2015

Carracao dimite de todos sus cargos

El martes por la noche, concretamente a las diez, publiqué yo unas líneas acerca del secretario general de los socialistas de Ceuta, José Antonio Carracao, en las que no tuve el menor empacho en decir que no se habían cumplido las expectativas que había generado su nombramiento siete años atrás. Lo cual no deja de ser un exigente parecer mío.

En esos momentos, si me hubiesen dicho que Carracao estaba a punto de dimitir de todos sus cargos políticos, lo primero que habría pensado es que me estaban tomando el pelo. Contándome una trola. Una mentira como un templo de grande. Entre otras razones, porque ya sabemos que los españoles, salvo raras excepciones, son alérgicos a renunciar a puestos en los que se encuentran muy a gusto. Y la política activa, a pesar de que a veces proporciona algún que otro disgusto de poca monta a quienes la ejercen, bien es cierto que los compensa con licencias que no tienen los ciudadanos currelantes. Y qué decir de los parados.

José Antonio Carracao, cuyas intervenciones farragosas en las sesiones plenarias, durante no pocos años, invitaban a decirle que leyera  más para mejorar su oratoria en todos los aspectos; ya que saber hablar forma parte del éxito en cualquier faceta y en la de la política es fundamental, con el fin de decir las cosas más banales de manera interesante, y las cosas aburridas, de manera agradable -para seducir-, ha logrado despedirse muy bien. Francamente bien.

Tan bien, créanme, que a mí me ha sorprendido tanto como agradable me ha sido comprobar lo lacónico que ha estado en la hora del adiós inesperado. Lo ha hecho echando mano de esa sobriedad que tanto se le ha resistido en sus intervenciones en los plenos. De pronto, leyendo sus palabras de despedida y las causas que la motivan, hasta he pensado que se ha venido preparando para medir sus palabras a la hora de anunciar una decisión, que, seguramente, había tomado hace ya tiempo.

Ha optado José Antonio Carracao, en situación siempre difícil, por ser comedido en el hablar. Se nos ha revelado como un auténtico espartano: que no es otra cosa que ser parco en palabras. Y quienes ante el discurso grandilocuente del miedo, con el propósito de asustarlos, respondían con una sola palabra: "Sí".

En la hora de la dimisión de todos sus cargos anunciado por el secretario general de los socialistas de Ceuta, sí he recordado lo bien que los españoles enterramos a nuestros muertos y también cómo nos esmeramos en despedir a quienes dimiten de sus cargos por voluntad propia. Y, claro, yo no puedo ser menos en trance semejante. Conque voy a pronunciarme: no creo que los socialistas de Ceuta tengan ahora mismo la persona ideal para sustituir a José Antonio Carracao. También es un parecer de quien escribe.

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