Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

jueves, 4 de junio de 2015

Apellidos locales con M

Márquez de la Rubia (Francisco). Político. Licenciado en Derecho. Oficial Superior CGA. Diputado del Partido Popular. Quienes le conocen, que no son pocos, dicen de él que su capacidad de estudiar con asimilación es tanta que podría sacar carreras a porrillo. Buen orador, habla casi siempre sin papeles, tiene metido entre ceja y ceja ser alcalde de Ceuta. Su estancia en el Congreso le ha permitido curtirse como político a la par que hacer amistades convenientes para cuando se cumplan sus deseos. Ah, no sería ninguna sorpresa si fuera nombrado delegado del Gobierno en estos momentos. Sería un acierto.

Manso López (Luis). Militar. Coronel de Infantería y director de la Cátedra Militar de Ceuta. Goza de prestigio ganado a pulso. Lo llevo tratando desde hace un montón de años. Jamás ha tenido el menor signo de volubilidad en su buen carácter. Mi aprecio por él es evidente. Y así se lo he manifestado siempre que lo he creído oportuno.

Martell (Alberto). Pronto cuajo nuestra amistad. En cuanto me veía traspasar el umbral del Club Náutico CAS, cuyo restaurante regía, se acercaba a saludarme y allá que nos poníamos a pegar la hebra. De fútbol, sobre todo; ya que él lo había jugado más que bien. Alberto me demostró en ocasiones concretas que se podía confiar plenamente en él. Y yo no tenía ningún inconveniente en ponerlo al tanto de mis cavilaciones futbolísticas durante la temporada 82-83. Su muerte, tan inesperada como trágica, me consternó.

Menchén (Carlos). Empleado de comercio. Gocé de su amistad nada más arribar yo a Ceuta en el verano de 1982. Nunca pensé, observando el entusiasmo que ponía en su decir acerca de cualquier cosa, lo pronto que lo íbamos a perder. Pasé un mal trago en el homenaje que se le dedicó, tras lo suyo...

Mizzian (Mustafa). Político.  De él podría destacar un turbión de anécdotas, de cosas y sucesos que le dieron popularidad suficiente para convertirse en un político singular. Pero de Mustafa Mizzian conviene destacar, por encima de todo, su negativa a pactar con el GIL. Renunciando a las prebendas correspondientes. Su decisión fue crucial para el devenir de Ceuta y del Partido Popular.

Muñoz (Antonio). Fue presidente de la entonces llamada Junta del Puerto en los ochenta. Lo necesité, en cierta ocasión, y debo decir que atendió mi petición con una diligencia digna de encomio. Así que solucionó un problema que no era fácil. Nunca he dejado de agradecerle su comportamiento. Su mala salud se estuvo cebando con él hasta el fin de sus días.

Moreno (Antonio). Lo conocí siendo árbitro de fútbol. Así que no pocas veces le tocó arbitrar partidos de equipos entrenados por mí. Mi presencia en esta ciudad sirvió para reforzar muestra amistad. Directivo de la Agrupación Deportiva Ceuta, una vez retirado del arbitraje, compartí con él empleo en el Instituto Municipal de Deportes. Antonio Moreno pudo llegar a ser un árbitro destacado en la máxima categoría. Pero el diablo se le aparecía cuando menos lo esperaba. Lo perdimos demasiado pronto.

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