Una entrevista que he leído de Anselmo F. Caballero -cuyo bien escribir anima a leer el periódico que dirige- ha sido con Emilio Carreira y algunas respuestas llevan el sello característico del personaje: puesto que el consejero de Hacienda, voz del Gobierno presidido por Juan Vivas, y número 3 en la candidatura del Partido Popular no deja indiferente a nadie cuando habla.
Entre Carreira y yo ha habido siempre ese distanciamiento social que debe existir entre un escribidor en periódicos, poco dado a dorarle la píldora por sistema a ningún político, y alguien que tampoco se deja hacer la ola porque sí. Lo cual no fue óbice para que me manifestara yo -hace años, tantos como 10- de tal guisa acerca de él:
Carreira es educado, sin duda; pero jamás intenta hacerse el simpático o trata de ganarse el afecto de los demás porque sea bueno para la causa que representa. Le molesta muchísimo hacerse pasar por lo que no es y nunca ha negado, al menos a mí, que no vale para repartir sonrisas ni dar abrazos a las farolas. Lo que no significa que sea desagradecido.
Es su modo de ser y hay que tenerlo en cuenta a la hora de enjuiciarlo. De lo contrario, uno nunca sabrá a qué atenerse con un hombre cuya timidez es tanta cual peligrosa cuando decide soltarse el pelo. Siempre he dicho que Dios nos libre de la ira de los tímidos. En ese momento, lo mejor es poner tierra de por medio en su momento culminante.
También creo recordar que cuando le tocó pasarlas canutas en su partido, salí en su defensa diciendo que era -y lo sigue siendo- un político con muchas tablas y que éstas le permitían ser un valor permanente en las filas del Partido Popular. Y hasta les dije a los dirigentes populares que, al no estar sobrados de militantes como Emilio Carreira, bien harían en dejar de tirarle a degüello para aburrirlo. Y es que las envidias de los propios son más peligrosas que las acusaciones de los rivales.
En fin, empecé refiriéndome a la entrevista hecha por Anselmo F. caballero al consejero de Hacienda, portavoz del Gobierno y número 3 en la candidatura del PP, y volveré a ella para decirles que es verdad que a Carreira le desagradan las discusiones. Ahora bien, cuando José Antonio Carracao decide dar el motete, créanme que hasta el político más templado es capaz de mandarlo a los chirlos mirlos. O, más lejos aún: donde el viento da la vuelta.
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