Siendo consejera de Medio Ambiente acudí a su despacho a hacerle una entrevista y descubrí que era una mujer atractiva, prudente, que se turbaba ante ciertas preguntas, y que vivía obsesionada con aprender cada día más para poder estar a la altura de las circunstancias políticas que se fueran generando en su partido y en el gobierno del cual era ya pieza importante.
En aquel tiempo, ya se decía que Juan Vivas tenía depositada gran confianza en Yolanda Bel. Y quienes frecuentaban a nuestro alcalde reconocían que éste estaba convencido del espléndido futuro político que aguardaba a una mujer que llegó a la sede del partido cuando aún llevaba calcetines. Sabedor Vivas de la admiración que YB sentía por él no dudó en convertirse en una especie de Pigmalión moderno, a fin de modelarla como política de porvenir.
Así que un día le adjudicó la portavocía. A sabiendas de que el cargo de portavoz era, es y lo será siempre, tarea compleja y, por lo tanto, llena de dificultades que con el paso del tiempo va horadando el temple de quien ha de sentarse frente a los periodistas a cada paso para explicarles de la mejor manera posible y oficiosa las opiniones del gobierno en cuestiones que no faltan. A mí nunca me cupo la menor duda de que nuestro alcalde la hizo portavoz para curtirla en el oficio. Aunque llegó un momento en el cual yo aprecié que se estaba quemando viva.
Fue entonces, debido a que a mí me caía muy bien la señora Bel y hasta veía en ella cualidades indiscutibles, deseos de saber, y entusiasmo a raudales, amén de ese ser telenda que luce con naturalidad, di la voz de alarma repetidas veces: protejan a Yolanda Bel. Puesto que ya ha cumplido con creces su labor como portavoz. Y nuestro alcalde, que las coge al vuelo, le endiñó el cargo a Guillermo Martínez.
Y no dudé en escribir al respecto, más o menos así, para festejar la decisión de nuestro alcalde: "Menudo peso se ha quitado de encima Yolanda Bel. Dejar de ser la portavoz del Gobierno debe haberle causado más que alegría una enorme satisfacción. Me la puedo imaginar gritando alborozada en la intimidad nada más enterarse de que nuestro alcalde le iba a pasar la patata caliente de la portavocía a otro compañero".
Pues bien, convencido estaba yo de que en cuanto me viera YB, ésta no tendría el menor reparo en decirme que, al fin, había descansado y... Pero lo que me llevé fue un chasco morrocotudo. Puesto que nunca más me volvió a dirigir la palabra. Si bien yo jamás se lo tomé a mal. Otro, a lo mejor... Es más, entiendo perfectamente que a nuestro alcalde no se le caiga de la boca su nombre. Y que le haga el artículo constante por estar seguro de que ella cumple con todos los requisitos para convertirse en candidata a la alcaldía. Cuando toque. Ah, justo es reconocer que Juan Vivas ha tratado de infundir una gran confianza en YB. Y lo logró.
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