Fue ministro de Economía y vicepresidente segundo del Gobierno presidido por
su amigo José María Aznar. El cual estuvo en un tris de usar su dedocracia
para convertirlo en su sucesor. Pero aún no se sabe por qué cambió de parecer y
en el tiempo de reflexión decidió que fuera Mariano Rajoy. Lo que deja
entrever que Aznar podría haber estado ya al tanto de presuntos
comportamientos indeseables de quien era un excelente parlamentario:
irónico, seguro y directo.
A partir de ese momento, es decir, en el preciso instante en que Rodrigo
Rato se vio repudiado por su amigo josémaría, la suerte se
alió con él: fue nombrado, nada más y nada menos, director gerente del Fondo
Monetario Internacional. Cargo remunerado con una pastizara de las que
causan mareos a granel. Luego dirigió el grupo financiero Bankia. Y
acabó desempeñando el cargo de consejero de no sé qué allende los mares.
RR, siendo el gran hombre de Bankia, visitó Ceuta en febrero
de 2012 .y fue agasajado como si hubiera llegado a Ceuta un redivivo doctor
Fleming -inventor de la penicilina-,
y a mí me dijo, entonces, un empleado de la banca, que sabía y sabe más que
Lepe, que el gran Rodrigo era más rico que Creso. Y que, a pesar
de tener la suerte de los quebrados, en cualquier momento podría ser detenido.
Y a mí me dio por publicarlo con las precauciones debidas.
Tres años han transcurrido desde que
a mí me pusieron al tanto de cómo tan grande economista y reputado político,
símbolo de la mejor derecha presidida por Aznar, estaba jugando con
fuego y podría, por tanto, arder como una pira. Por más que socialistas y
populares estuvieran haciendo la vista gorda acerca del tejemaneje financiero
de Rato. Así que hoy,
que es jueves, nada más enterarme de que Rodrigo Rato ha sido detenido, por presuntos
fraudes, lo primero que se me ha venido a la memoria es lo enterado que estaba
mi amigo el bancario de los trapicheos que se traía don Rodrigo. Que no son
cualquier cosa. Puesto que la Fiscalía lo acusa de presunto fraude, alzamiento
de bienes y blanqueo.
Ahora bien, muy mal debe llevarse Rato
con la actual cúpula de su partido como para que ésta haya permitido que uno de
sus miembros más destacado y selecto, con fama y prestigio, esté pasando por un
trance tan difícil. Para hacernos creer que la ley es igual para todos. Y que
el sistema funciona.
Por cierto, el abuelo y el padre de Rodrigo
Rato -a quien conocí y tuve la oportunidad de conversar mucho con él-
también fueron acusados de fraudes y tuvieron que pasar una temporada entre
rejas. Ocurrió en tiempos de Franco. Y es que las grandes fortunas,
por más vueltas que les demos, salvo raras excepciones, no se hacen
laborando. Sino... ya saben ustedes cómo se logra el pareado.
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