Camino hacia el edificio de la Autoridad Portuaria, como cada martes, para entregar una baja médica de un familiar, cuando delante de mí hay una mujer, muy agraciada, que pasea con su perro de agua que llama mi atención. De pronto, el animal quiere morderse la correa sin cesar en su empeño y la dueña comienza a reprenderle sin pararse en barras: "¡Ya está bien, coño! ¡No me jodas, Lucero! ¡Basta, cojones! ¡Déjate de rollo, picha!".
Y a mí, con celeridad, se me vino a la memoria lo mal que le hubiera sentado a Ángel Gabilondo, candidato del PSOE a la Comunidad de Madrid, el "coño" empleado por la propietaria del perro Lucero. Pues no en vano Gabilondo puso el grito en el cielo cuando a Pedro Sánchez se le escapó semejante interjección para acusar a Rajoy de no haber dado la cara en el desbordamiento del Ebro.
A mí, créanme, me encantan que las mujeres hagan uso del coño convencional. Que es la mejor manera de equipararse a los hombres. Tengo leído que hay el coño exclamativo y el coño propiamente dicho, pero lo que más abunda es el coño conversacional; ese que Cela no se cansaba de usar y del que, luego, hicieron uso y abuso los columnistas de periódico. Hasta el punto de que Umbral se permitió el lujo de decir que la palabra coño tiene así un valor de punto y coma, de interjección tranquila, de rubrica.
El uso de tacos fue signo del izquierdismo y transgresión en la dictadura. Sin embargo, cuando llegó la democracia y el socialismo, la izquierda se volvió correcta, como queriendo dar ejemplo de que los tacos desmerecen a quienes los usan. Porque los hombres consideraban que la utilización del taco era machismo dialéctico.
En cambio, las mujeres sin posible sospecha de machismo, siguieron hablando como camioneros: me van a permitir que no transcriba literalmente ejemplos fehacientes de lo que digo, para no escandalizar al personal. Hablando de las mujeres, que a mí me chiflan desde que tuve uso de razón, debo decir, una vez más, que ellas hablan mal de los hombres y, sin embargo, se portan bien con ellos. Mientras los hombres hacen lo contrario.
No obstante, a ver si nos vamos haciendo a la idea de que no es fácil ser hombre. Por muchas y variadas razones que están pidiendo a gritos que se saquen a la palestra por quienes tienen voz autorizada para hacerlo. Y es así, y resulta gratificante airearlo, porque las mujeres son cada vez más poderosas en todos los sentidos. Poder que se han ganado a pulso. Claro que sí.
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