El Chicharito no se rajó

Tomo prestado el título a Juan Manuel Rodríguez, autor de El Penúltimo raulista vivo-Blogs-Libertad Digital. Porque es de los pocos periodistas que han confiado en Javier Hernández El Chicharito. Mejicano tesonero, que, a pesar de jugar muy poco, jamás ha dicho una palabra más alta que otra. Su gol vale un Potosí.

Carlo Anceloti, ante las numerosas bajas que tenía, situó a Sergio Ramos en el medio campo como escudo de la defensa. Con misión concreta: marcar a Mandzukic, para qué éste jugando de espaldas no le sirviera de pared a sus compañeros. Evitando así que el juego por alto de los rojiblanco volviera a hacerles daño. Consiguió el Madrid, además, que Pepe quedara con mucha libertad para vigilar a Griezmann y, cómo no, para  acudir siempre presto en ayuda de sus compañeros de zaga.

Sergio Ramos cumplió perfectamente su cometido. Y además procuró no complicarse la existencia haciendo arabescos que no sabe. El Madrid fue casi todo el primer tiempo poseedor del balón. Pero no le valió de nada ante el repliegue intensivo de los visitantes. Que se limitaron a formar una barrera en la zona vital del centro del campo. Con Koke -relegado a una banda, donde deja de ser ese gran jugador que es-, Tiago, Saúl y Arda. Todos ellos más preocupados de cerrar espacios que de poner a prueba a Casillas.

A Casillas lo probaron con saques de banda por medio de Gámez, especialista en esa función. Y nos dimos cuenta de la decadencia del portero una vez más. Los locales, con juego premioso y demasiado elaborado, pusieron a prueba a Oblak en varias ocasiones. Y éste volvió a demostrar lo buen portero que es. Pero el primer tiempo, de no ser por la enorme importancia del encuentro, habría podido ganarse el adjetivo de soporífero.

Me imagino que los entrenadores en el descanso les dirían a sus futbolistas por haber tantos sudamericanos, que el juego era "apuradito". "Apuradito es un vocablo que, en los países sudamericanos encierra unas connotaciones inequívocas: apremiado, nervioso, crispado, encogido, medroso...

 "Apuradito" había estado Isco. Tan "apurado como para desentonar en el primer tiempo. Por parte atlética, los "apurados" fueron muchos más. Pero Saúl fue quien pagó los vidrios rotos. Arda, todo crispado él, dejó a su equipo, cuando más lo necesitaba, en inferioridad manifiesta. A partir de ahí el Madrid creció y Javier Hernández El Chicharito marcó un gol que vale un Potosí. Lo merecía.  Ah, los cambios de Simeone no mejoraron nada.