Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

jueves, 2 de abril de 2015

Adjetivar es difícil

Fue ayer, conversando con un amigo, que salió a relucir lo difícil que es adjetivar para quienes escribimos. Y además de coincidir con él en las dificultades que ofrece semejante ejercicio, aunque reconociendo que habrá muchos escritores capaces de acertar a media vuelta de manivela con la palabra calificadora, le dije que yo a veces, muchas veces, tengo que tomarme mi tiempo para dar con el vocablo o los vocablos que yo creo precisos.

Pues bien, hoy, cuando escribo, les aseguro a ustedes que he estado durante no pocos minutos pensando en la palabra que quería dedicarle a Francisco Antonio González en esta página. La tenía en la boca, como se suele decir en estos casos, pero... De pronto surgió el sustantivo porte e inmediatamente todo fue coser y cantar; sí el buen porte del Delegado del Gobierno, a pesar de los pesares, sigue siendo destacado. Y, cómo no, tampoco conviene echar en saco roto su fortaleza de ánimo. La cual le ha permitido estar en el tajo, cuando cualquier otro, y con razón suficiente, hubiera ya hecho mutis por el foro.

No crean que mi manera de expresarme sea porque a mí me una, o me haya unido, cierta amistad con Pacoantonio: Nanay de la China. Pues Pacoantonio y yo nunca tuvimos la oportunidad de llevarnos ni bien ni mal, sino que no nos llevamos. Que es algo peor. Y no hace falta que explique los motivos habidos para que entre nosotros haya sido el saludo lo más destacado de nuestras relaciones, cuando por educación hemos coincidido en algún sitio.

Francisco Antonio González, conviene decirlo cuanto antes, siendo Diputado en el Congreso, raro era el fin de semana que no llegaba a Ceuta y ponía a caer de un burro al Delegado del Gobierno socialista que estuviera en ese momento. Tarea, sin duda, encomendada por su partido y que él la ejercía con ahínco y bríos suficientes como para que todos los medios recogieran sus declaraciones. Las que, como no podía ser de otra manera, les sentaban como un tiro a los representantes del Gobierno de la Nación. Y puedo dar fe de ello.

Ahora bien, nunca Pacoantonio, siendo diputado, hizo o dijo nada con el fin de enfrentar a los más pobres del lugar con la clase media. Al menos que yo recuerde. De cualquier manera, aquí estamos asistiendo a un enfrentamiento entre alguien que no quiere perder la costumbre de vivir y otro de aspecto triste, disgustado por sistema, y que no admite que su vida política se agotó hace la tira de tiempo. Y que si sigue gozando de un escaño de concejal es gracia a la inmadurez política demostrada por Mohamed Alí en su día.

Juan Luis Aróstegui sabe perfectamente que si en Caballas decidieran darle la boleta, nunca más volvería a obtener un acta de concejal en su vida. Es consciente de que está acabado como político. Fuera de cacho. Vamos, en terrenos que no se comería una rosca si tuviera que competir sin la gente de Caballas. Y, claro, como de tonto no tiene un pelo, juega a ser defensor de causas perdidas. En Cataluña, por poner un ejemplo, sería tachado de charnego de poca monta.

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