Hace tiempo, la tira de tiempo, que yo no escribo nada de la coalición Caballas.
Lo cual tiene su explicación. En primer lugar, porque estuve siete
meses sin decir ni pío, y luego, cuando me dio por abrir la boca, otra
vez, no he creído conveniente hacerlo. Pero hoy, tras oír unas
declaraciones de Mohamed Alí, por la radio, he decidido que merecía la pena dedicarle media docena de párrafos.
Debido
a que se aproximan unas elecciones y el principal dirigente de la
coalición Caballas ha dado muestras palpables de estar convencido de que
los resultados de la cita de mayo con las urnas le servirán a su
partido, simple y llanamente, para mantenerse en la oposición, con más
pena que gloria, aunque con el fin de proporcionarle ideas a Juan Vivas para que siga gobernando como hasta ahora.
Aceptar
y propalar semejante realidad, por parte de Mohamed Alí, es fiel
indicativo de que éste tiene asumido que su partido va a sufrir un
varapalo electoral de mucho cuidado. Algo que dejaba entrever su voz
empañada y que era fácilmente perceptible para los radioyentes de sus
declaraciones.
Y a mí, la verdad sea dicha, oír esa voz tan opaca
de Mohamed Alí, y ese mensaje de desmoralización política que ella
lanzaba a los cuatro vientos, me pareció lamentable, triste, penosa...
No en vano yo no tuve el menor inconveniente en escribir -en su momento-
que la irrupción de MA en la política era un soplo de aire fresco.
Con
ese aire fresco tan necesario como bien aceptado por tirios y troyanos
en su día, MA se ganó bien pronto la confianza de quienes escribíamos en
periódicos. Nos caía la mar de bien. En mi caso, no hubo entonces la
menor duda. Y, por tanto, durante mucho tiempo recibió el trato adecuado
a su estupenda manera de comportarse en todos los sentidos.
Mas un día, que yo recuerdo muy bien, Mohamed Alí, tras haber negociado
varias veces con el Partido Popular, de manera infructuosa, me dijo que no se le miraba con buenos
ojos en las instituciones. Y por ello decidió aceptar la protección de Juan
Luis Aróstegui. Posiblemente,
tal acuerdo le haya resultado más que beneficioso en ciertos aspectos. Aunque a
costa de que la coalición Caballas haya ido perdiendo el pulso de modo y manera
que está expuesta a dar un gatillazo primaveral. No me extraña, pues, que sus
aspiraciones sean las de seguir haciéndole el juego al gobierno popular. Ya que
menos da una piedra.
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