La eliminación del Chelsea de la Champions League por el París Saint-Germain ha sido el mejor regalo que podía recibir Florentino Pérez
en estos momentos. El triunfo merecido del equipo francés le ha servido
al presidente del Madrid para permitirse el lujo de salir a la palestra
muy echado para adelante. Es decir, con aires de perdonavidas. Lo que
no quiere decir que le falte razón al acusar a los dos periódicos
deportivos, más importantes de Madrid, de tratar de engañar a sus
lectores y, sobre todo, a los aficionados madridistas.
Parece mentira que José Mourinho siga siendo el centro de atención de todo cuanto acontece en el Madrid hasta el punto de que la derrota de su equipo la haya aprovechado FP para convocar deprisa y corriendo una conferencia de prensa que nadie esperaba. Y en la que, además de largar tela marinera contra As y Marca, sobre todo, ha evidenciado con sus manifestaciones que Carlo Ancelotti comienza a ser una rémora para el equipo.
Carlo Ancelotti, curtido ya en mil batallas y persona práctica, como buen italiano que es, se habrá dado cuenta de que esa inesperada salida a escena de su presidente, diciendo a voz en cuello que el entrenador va a seguir pase lo que pase, no deja de ser la antesala de un despido que se me antoja puede ocurrir si el Barcelona, dentro de unos días, aprovecha el mal momento del Madrid y le da por abusar de la inferioridad manifiesta de su portero.
Del portero, esto es, de Iker Casillas, el Santo para Paco González, ha dicho Florentino Pérez que necesita el apoyo de los aficionados por ser un símbolo del Real Madrid. Y a los símbolos, claro es, hay que perdonarles todas sus deficiencias hasta que decidan un buen día darse el piro. O sea, hacer mutis por el foro. Que es lo que innumerables madridistas están ya pidiéndole a gritos a un Casillas que parece hermanado con Pepe y Ramos. Un trío que busca servir de contrapeso al enorme poder de Cristiano Ronaldo en el club. Celos de muerte. De ellos habló un día Mourinho.
Cristiano Ronaldo está hasta los adminículos de mirar hacia atrás y comprobar que en la portería hay un don nadie. Un don Tancredo que ha llegado a hacer lo que sólo está al alcance de los malos porteros: meter dentro de la portería los balones que van hacia fuera. No me extrañó, por tanto, que CR, en un momento determinado del partido frente al Shalke-04, le dijera a Benzema: "¡Qué vergüenza, qué vergüenza!". Aunque no tuvo los suficientes dídimos para dirigirse al muchacho de Móstoles. De haber coincidido el mostoleño con Di Stéfano como jugador, seguramente éste le habría dicho las mismas barbaridades que ya le decía Fernando Hierro cada dos por tres cuando jugaban juntos.
Florentino Pérez, como asimismo los jugadores, han querido animar a Carlo Ancelotti, debido a que el hombre daba síntomas palmarios de depresión, y el italiano se ha dejado querer. Aunque tengo la certeza de que él sabe mejor que nadie que el afecto de los futbolistas tiene el mismo valor que la falsa moneda. Eso sí, el resultado adverso de Mourinho les ha venido a todos como anillo al dedo. De perillas, como yo decía de chico. Ah, los dos periódicos, que atentan contra el Madrid y ponen a Bale como chupa de dómine, son los mayores defensores de Casillas. ¿Sabe Florentino Pérez a qué se deben tales comportamientos?
Parece mentira que José Mourinho siga siendo el centro de atención de todo cuanto acontece en el Madrid hasta el punto de que la derrota de su equipo la haya aprovechado FP para convocar deprisa y corriendo una conferencia de prensa que nadie esperaba. Y en la que, además de largar tela marinera contra As y Marca, sobre todo, ha evidenciado con sus manifestaciones que Carlo Ancelotti comienza a ser una rémora para el equipo.
Carlo Ancelotti, curtido ya en mil batallas y persona práctica, como buen italiano que es, se habrá dado cuenta de que esa inesperada salida a escena de su presidente, diciendo a voz en cuello que el entrenador va a seguir pase lo que pase, no deja de ser la antesala de un despido que se me antoja puede ocurrir si el Barcelona, dentro de unos días, aprovecha el mal momento del Madrid y le da por abusar de la inferioridad manifiesta de su portero.
Del portero, esto es, de Iker Casillas, el Santo para Paco González, ha dicho Florentino Pérez que necesita el apoyo de los aficionados por ser un símbolo del Real Madrid. Y a los símbolos, claro es, hay que perdonarles todas sus deficiencias hasta que decidan un buen día darse el piro. O sea, hacer mutis por el foro. Que es lo que innumerables madridistas están ya pidiéndole a gritos a un Casillas que parece hermanado con Pepe y Ramos. Un trío que busca servir de contrapeso al enorme poder de Cristiano Ronaldo en el club. Celos de muerte. De ellos habló un día Mourinho.
Cristiano Ronaldo está hasta los adminículos de mirar hacia atrás y comprobar que en la portería hay un don nadie. Un don Tancredo que ha llegado a hacer lo que sólo está al alcance de los malos porteros: meter dentro de la portería los balones que van hacia fuera. No me extrañó, por tanto, que CR, en un momento determinado del partido frente al Shalke-04, le dijera a Benzema: "¡Qué vergüenza, qué vergüenza!". Aunque no tuvo los suficientes dídimos para dirigirse al muchacho de Móstoles. De haber coincidido el mostoleño con Di Stéfano como jugador, seguramente éste le habría dicho las mismas barbaridades que ya le decía Fernando Hierro cada dos por tres cuando jugaban juntos.
Florentino Pérez, como asimismo los jugadores, han querido animar a Carlo Ancelotti, debido a que el hombre daba síntomas palmarios de depresión, y el italiano se ha dejado querer. Aunque tengo la certeza de que él sabe mejor que nadie que el afecto de los futbolistas tiene el mismo valor que la falsa moneda. Eso sí, el resultado adverso de Mourinho les ha venido a todos como anillo al dedo. De perillas, como yo decía de chico. Ah, los dos periódicos, que atentan contra el Madrid y ponen a Bale como chupa de dómine, son los mayores defensores de Casillas. ¿Sabe Florentino Pérez a qué se deben tales comportamientos?
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