Hace nada escribí sobre la necesidad que tenían Barcelona y Madrid de
dominar el medio campo, pues el 4-3-3 con que juegan los dos equipos, y
donde sus delanteros estrellas ayudan lo mínimo a sus compañeros de la
zona ancha, en el aspecto defensivo, les hace, a veces, pasarlas canutas
ante equipos encopetados. Y peor aún cuando el enfretamiento es entre
ellos. Por parte del Madrid sólo se hablaba de que Bale era quien
debía sacrificarse más para convertir el 4-3-3 en un 4-4-2. Y a fe que
el galés lo intentó. Incluso perdió muchos minutos preocupado más de
correr hacia atrás que de aprovechar sus cualidades para inquietar a los
defensores azulgrana. ¿No habría sido mejor situarlo en la banda
izquierda, como volante de verdad?
En lo concerniente al Barcelona, Messi comenzó el partido tratando de distraer la atención de Kroos y Modric. Con el fin de nivelar la contienda en zona tan vital como es la parcela central del campo. Pero se aburrió en cuanto marcó Mathieu, y se dedicó a pasearse por el césped. Y, claro, Kroos y Modric se fueron haciendo dueños del balón y del partido. Isco,
sin embargo, tardó once minutos en tocar la pelota. El malagueño estaba
en Babia, aun cuando todo el Madrid funcionaba. Y lo hacía gracias a
que Benzema se sumó a la corriente de Marcelo, cuya velocidad, regates, fintas y cambios de ritmo, enloquecían a Rakitic y, sobre todo, a Alves.
Pero
antes de que principiara la fiesta madridista, pasaron cosas: la
primera es que Casillas les entregaba el balón en los saques de puerta a
los azulgrana. Tal vez sea daltónico. El balón iba siempre a los pies,
al pecho o a la cabeza de Mascherano. Y el equipo se resentía de
ese fallo. Dado que obligaba a sus jugadores a tener que correr para
recuperarlo. Un desastre del que ni los comentaristas ni los glosadores
dijeron ni pío. Ahí empezó a fraguarse el cansancio de los futbolistas
visitantes. Tampoco conviene olvidar el mal momento de Sergio Ramos. Tan lento como empeñado en hacer lo que no sabe. El marcaje a Mathieu en el gol, me causó grima. Pepe tampoco anduvo fino.
Aun
así, es decir, con tantas deficiencias, el Madrid, gracias a Modric y
Kroos, Benzema, Marcelo y Cristiano, fue arrinconando al Barcelona hasta
el extremo de que el Camp Nou enmudeció. Cristiano estrelló un balón en
el travesaño; Bravo desvió un tiro del portugués que llevaba las del Beri; y tras fallar Neymar un
tanto hecho, llegó el gol de CR. A partir de ese momento, el Madrid fue
mejor y debió retirarse a descansar por delante en el marcador.
En
la segunda parte, sucedió lo que se veía venir, dado que Casillas no
está para jugar en el Madrid. Así que, una vez más, sus errores han
castigado a su equipo. El segundo gol de los catalanes fue ignomioso. De
juzgado de guardia. Casillas se venció a su lado izquierdo antes de que
disparase Suárez, viendo que el gesto técnico del uruguayo era
para chutar a donde lo hizo. Y se ve perfectamente que el portero del
Madrid, además de estar mal colocado, se tira al revés para atajar el
balón con los piés.
Bravo, en cambio, amén de saber jugar
con los pies, paró lo que tenía que parar. En rigor, el Barcelona jugó
con portero y el Madrid sin él. Lo que no deja de ser una enorme ventaja
para cualquier equipo. Y qué decir si se trata del Fútbol Club
Barcelona. La Liga se le complica al Madrid, que mereció mejor resultado
en el Camp Nou. No obstante, yo, como madridista, de verdad, creo que Diego Simeone
se estará frotando las manos de satisfacción Ahí es nada saber que
jugará una eliminatoria de Champions League, ya mismo, con un Madrid que
ha decidido jugar sin nadie en la portería. Menuda bicoca.
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