Durante mi caminata matinal, con la que suelo cumplir diariamente, salvo rara excepción, me cruzo en los jardines de La Argentina con una persona -a quien conozco de vista desde hace la tira de tiempo, pero que no recordaba haber charlado nunca con ella- que decide abordarme para hablarme de VOX: partido del que es dirigente en Ceuta. Tras los saludos de rigor y las presentaciones al uso, le digo a José Manuel Guzmán Villaverde, militar retirado, con el grado de comandante, que soy todo oído.
-¿De verdad no se acuerda usted de mí? -me dice el dirigente de VOX en Ceuta.
-Pues no, la verdad sea dicha.
Y el dirigente de VOX en esta ciudad me cuenta que la primera vez que hablamos fue para discutir. Y que lo hicimos por una nadería en un campo de fútbol perteneciente al estamento militar. De lo cual hace bastantes años. Más de los que ambos quisiéramos. Fue entonces cuando recordé perfectamente lo ocurrido aquella mañana sabatina de primavera, en ese campo de fútbol militar, donde me lesioné una rodilla que hace nada y menos ha vuelto a darme la lata. Fue aquel, sin duda, uno de esos días en los que uno no debe salir de casa. La lesión, dolorosa en extremo, hizo posible que yo nunca le hubiera prestado la menor atención a la discusión habida entre José Manuel Guzmán y quien escribe.
A lo que iba, que el dirigente de VOX en esta localidad, se me queja del trato que le vienen dispensando a este partido los medios locales. Algo que le hace pensar que hay una orden dada por la cúpula del Partido Popular para que se silencie todo cuanto se relacione con estas siglas: las mismas que obtuvieron 274 votos en Ceuta y miles en la Península, durante las últimas elecciones europeas celebradas.
-¿No cree usted que su denuncia puede basarse en una percepción equivocada de la realidad?
-De ningún modo -responde mi interlocutor-. Los populares no nos perdonan que seamos una rama desgajada de un árbol tan frondoso. Fíjese que hasta la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saénz de Santamaría, nos ningunea. En fin, el que los medios de comunicación nos estén maltratando, por omisión, es una realidad palpable. Contra eso, como usted comprenderá, sólo nos toca rebelarnos y seguir en la brecha sin descanso.
A mí se me ocurre responderle, por acordarme en ese preciso instante, que yo había leído algún artículo a favor de VOX, fechas atrás, firmado por Jesús Carretero. Y José Manuel Guzmán me pone al tanto de que ya se encargó él de darle las gracias al profesor de griego y escritor de periódicos. Aunque sigue doliéndose de que sea escaso ese buen trato recibido por parte del articulista abulense. Luego, en un momento de la conversación, me entrega un folio donde se resume el proyecto político de VOX. Que me he leído de cabo a rabo y minuciosamente.
No obstante, aun estando de acuerdo con varios de los puntos del proyecto, que son ocho, me sorprende que tachen al Partido Popular, donde los dirigentes de VOX han militado hasta antier, como quien dice, de haber abrazado la socialdemocracia hasta el extremo de haberse convertido en un partido adoctrinado por la izquierda. Y la respuesta me sale del alma: Qué más quisieran los pobres españoles que así fuera. Ahora bien, sí creo a pies juntilla, que Santiago Abascal Conde, militante del PP desde que tenía babero, es una persona honrada y un político distinguido y valiente, a quien el caso Gürtel, como la política antiterrorista de ETA, le dieron alas para hacerle una higa a Mariano Rajoy. Ah, sepan ustedes, antes de que se me olvide, que VOX existe en Ceuta.
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